10.6.06

Conciencia social - Exiliados de la guerra civil - Presidente JL Rodríguez Zapatero

Los exiliados de la Guerra Civil española fueron recibidos en Francia como apestados y fueron encerrados en campos de concentración.

En Francia a los exiliados españoles les precedía su fama: rojos, ateos, pobres... que llegaban a un país -que poco después sería ocupado por los nazis- en el que les acusaban de quemar conventos e iglesias, atacar la propiedad privada, y de haber tenido un comportamiento salvaje durante la guerra.

Francia estaba horrorizada con el ejército de desharrapados y sus familias que cruzaban la frontera, y reservó a los refugiados españoles campos de prisioneros de donde no podían salir.

Cada pedazo de pan, cada medicina o venda que necesitaban los perdedores de la guerra civil tenía un precio.

Además, durante la ocupación nazi y el gobierno colaboracionista, los rojos eran un problema político muy grave que Francia tenía con quienes estaban en el gobierno colaboracionista de Vichy, un problema con los nazis. Y los franceses no dudaron en enviar españoles a los campos de trabajo de Hitler como método de pago por los gastos de la ocupación, gastos de ocupación que debían pagar los propios franceses.

Poco después, cuando Francia entró en guerra, los refugiados españoles tuvieron que elegir: fusil y comida, o no comer. Muchos prefirieron enrolarse en un ejército donde, al cabo, las desgracias volverían a acumularse sobre los españoles exiliados: pronto descubrieron que eran los últimos soldados a quienes llegaban las vendas, la comida, o la munición.

Las desgracias no terminaron ahí. Los exiliados perdieron la guerra y perdieron también la paz.

Exiliados, presos en campos de concentración, reclutados luego para la guerra... las desgracias continuaron en la paz... no tenían papeles, no tenían nacionalidad, no tenían derechos y sus posibilidades de trabajar en Francia, a pesar de haber dejado su sangre en la guerra mundial para expulsar a los nazis del mismo suelo francés, sus posibilidades de trabajar y prosperar eran nulas: en un país arrasado, los franceses eran los primeros, y los exiliados un problema grave: rojos, ateos, belicosos... hasta tal punto la situación era dramáticamente dolorosa que muchos prefierieron salir de Francia.

Voy a colgar un artículo en la que dos mujeres relatan su infancia en un campo de concentración cercano a la frontera... Como ellas fueron miles los españoles exiliados que perdieron la guerra civil, perdieron en el exilio, y luego fueron los últimos para el gobierno francés. El texto corresponde al Diario Vasco.

Al final, pegaré un corte del discurso del presidente del Gobierno de España, don José Luis Rodríguez Zapatero, pronunciado en la Asamblea de Francia el 1 de marzo de 2005. Le seguirá un enlace con el texto original de los archivos de La Moncloa.

*-*
«Que mi nombre no se borre»
Centenares de personas homenajean en la localidad vascofrancesa de Gurs a los exiliados republicanos durante el franquismo
LEIRE GONZÁLEZ/ GURS. DV.

Clotilde Morales y Petra Sastre tuvieron que exiliarse en Francia en 1939 después de que se acabara la Guerra Civil. Ambas pertenecían a familias republicanas y tras la contienda no encontraron otra salida a la nueva situación política que marcharse de sus ciudades, Clotilde de Madrid y Petra de San Sebastián. En estas dos vidas el campo de concentración de Gurs se cruzó en sus caminos.

Entre 1936 y 1945 el campo de Gurs albergó a 63.929 prisioneros, entre ellos 6.555 de origen vasco. Construido inicialmente para aquellas personas a las que el Gobierno francés tachaba de «indeseables», republicanos españoles, vascos y catalanes, sus alambradas sirvieron para encerrar a aviadores y milicianos republicanos, miembros de las Brigadas Internacionales, judíos alemanes y gitanos. (...)

Clotilde llegó al campo en 1940, cuando tan sólo tenía diez años. «Una vez que llegamos allí, fui separada de mi familia; mi padre con los hombres, mi hermano y yo en otro barracón y mi madre con mi hermana pequeña, en un tercero». (...)

Pan y catecismo
Recuerda que dormían sobre paja en el suelo de los barracones y que comían muy mal, «cuando podíamos los niños robábamos alimentos de la cocina, principalmente nabos». Clotilde se indigna al relatar que si los niños querían un trozo más de pan tenían que aprender el catecismo. «Yo soy atea -dice-, pero por ese trocito más me lo aprendí, pero a mi hermano que no se lo quiso aprender no le dieron ese suplemento de pan».

Los inviernos eran muy fríos, «en cada barracón había una estufa en medio para calentarnos, pero era insuficiente». Las condiciones de vida empeoraban en esta estación, «llovía mucho, se formaba mucho barro y no teníamos zapatos». La higiene casi no existía, «los piojos y la miseria abundaban». Cuenta Clotilde que era normal que hubiera ratas por los barracones, «una vez mi madre acarició una en su hombro, pensando que era mi hermana».

El caso de Petra es diferente. Ella no estuvo en el campo de internamiento. Tardó dos días en cruzar la frontera junto con su familia desde San Sebastián. Una vez en tierra gala los gendarmes llevaron a su padre, mecánico republicano, a Gurs. Petra reconoce que a ella y a su madre les acogieron en un hotel, pero que su padre, que permaneció tres años en Gurs, tuvo que padecer un calvario, ya que recorrió muchos campos de concentración franceses.

Hoy, una vez allí, cuesta pensar que en la arboleda que actualmente ocupa el antiguo campo de concentración pudiera haber barracones y miseria. A la entrada, una réplica de la alambrada recuerda lo que en un pasado fue un campo de «indeseados». (...)

*Nota: sobre la supervivencia en Francia de los refugiados españoles de la guerra civil hay muchos libros, que iremos viendo.

EXTRACTO DEL DISCURSO.

Discurso del Presidente del Gobierno en la Asamblea Nacional francesa

París, martes, 01 de marzo de 2005

Señor Presidente, señoras y señores Diputados,

Gracias, señor Presidente, por su amable invitación a dirigirme a esta Asamblea Nacional francesa. (...)

No puedo por menos que evocar aquí al "poeta muerto lejos del hogar", al que "cubre el polvo de un país vecino". El país es Francia y el poeta, Antonio Machado, uno de los preferidos de mi generación. Quisiera ahora honrar su memoria y, por supuesto, la de todos los republicanos españoles que se encontraron en Francia con una patria de refugio frente al fascismo y que continuaron su lucha en este país, porque sabían que combatir por Francia significaba combatir por la libertad.
(...)
http://www.la-moncloa.es/Presidente/Intervenciones/Discursos/p0103050.htm

comentario final
Es duro leer el discurso y más duro aún imaginar cuáles son los sentimientos de los miles y miles y miles de refugiados españoles a quienes se les despojó de su dignidad en los campos de prisioneros de Francia. Es muy duro ver cómo el presidente Zapatero menciona en su discurso tantas bondades de "la France" sin darse cuenta de la gravísima injusticia que cometía con los exiliados y con sus hijos, y con los nietos de aquellos que llegaron a un país después de jugarse la vida por la libertad y este país los encerró en campos de prisioneros.

¿Tiene nuestro presidente conciencia social?
Vuestros comentarios.