Que estos últimos meses han sido horribles para Madrid, es evidente. Los Juegos Olímpicos volaron a Japón. Y lo mismo sucederá con el macroproyecto Eurovegas, aquellos casinos ubicados en Alcorcón, que serían El Dorado y el gran motor para salir de la crisis... Todo eso se ha venido abajo, como tragado por la tierra y ha viajado al extremo oriental de Asia.
En Madrid queda el paro, los hogares con todos sus miembros desempleados, una mínima capacidad de salida de la crisis... y poco más. ¿Poco Mas?
Sin embargo, el proyecto independentista catalán resultaría el Segundo Eurovegas de confirmarse la tendencia.
Varias empresas han trasladado su sede a Madrid, algunas de gran importancia, como Coca Cola, porque marcan la tendencia y nos ayudan a entrever el futuro nebuloso.
Son dos ejemplos que indican una tendencia de fondo, la relación de Cataluña con el resto de España entra en período de tormentas, y tendrá sus ciclogénesis explosivas: cambios radicales de las condiciones del tiempo, como los que vivimos estos días en España, con nevadas en toda la península, oleaje enorme en las costas, ventiscas, etc.
Y es que las empresas tienen un sexto sentido.
Trabajar como observador internacional tiene un "kit de uso" un "manual del buen observador."
En este manual, se detallan quiénes son las personas líderes de opinión de una zona en conflicto: profesores universitarios, periodistas, empresarios, maestros, alcaldes de pequeñas comunas, gente ligada a la religión en la zona... Estas personas revelarán al observador enviado al país en conflicto cuál es realmente el interés de la gente. El poder de esas zonas "maquilla" la realidad, y llega a "secuestrar" a los observadores para hacer "tours" de verificación... Sin embargo, si el observador elude la versión oficial, y quiere la de la calle, tendrá que dirigirse a los colectivos antes enumerados.
Fijémonos en los empresarios y banqueros: son los primeros en percibir cómo será el futuro... porque les va en ello su negocio, su propio futuro.
Los empresarios -y los profesores o maestros, sacerdotes o periodistas- están en contacto permanente con la gente de la calle de manera individual, y con otros colectivos (una empresa contacta y conoce la opinión de sus proveedores en temas graves, de sus mayoristas compradores, etc.)
Un periodista a pie de calle sabe quién y cómo controla un pueblo, un barrio una ciudad; y del contacto diario del periodista con gente corriente, sabe aquél cuál es el humor real de la ciudadanía. Y así con todos los colectivos citados en el "manual del observador internacional".
Y son estos colectivos, como decíamos, quienes mejor conocen la realidad de la gente: qué piensan, qué sienten, cómo reaccionan... y quién ganará unas elecciones, en el caso de que el observador haya sido envidado para supervisar una elección en algún país. O qué opina la gente de la calle en Barcelona y en el último pueblo del Pirineo.
Y de vuelta a nuestra España y a Cataluña, volvemos a escuchar la voz de los empresarios, haciendo sonar las alarmas ante la deriva, que gana velocidad, independentista de los nacionalistas catalanes.
En Madrid, a pie de calle, la gente opina que hagan lo que quieran, pero que no molesten.
Y mientras tanto, a Madrid llegan a diario peticiones de información para trasladar sedes de empresas, bancos e instituciones a la capital. El segundo EuroVegas llega a Madrid.
¿Hará cambiar de opinión al titular del Primer Eurovegas este boom de grandes y pequeñas empresas que se dirigen a la capital?
El futuro no está escrito, pero alguien sabe ya qué música sonará y cuál será la banda sonora del día a día, en medios de comunicación y en la calle, en Madrid, y en Barcelona.
