29.12.15

El cantar de la gallina o La CUP ha dit que no

Como decíamos ayer, en las paredes de Génova 13 y en el diccionario todo está escrito. En Génova 13, la sede nacional del Partido Popular, un lector invisible del diccionario va dejando el barrunto del futuro escrito en tinta invisible por las paredes. 

Los lectores de este blog recibieron la primicia en exclusiva cocida en la sede del PP sobre el procedimiento a seguir contra Bárcenas, el traidor-ladrón o ladrón-traedor.

Y tocóle barruntar la CUP Esta es la voz escrita en tinta invisible de Génova 13, yendo a escucha gallo, sabemos el futuro que ha plasmado ya la CUP.

Esas lecturas insólitas, entre gallos y medianoche, solitarias y misteriosas del diccionario, por un "ectoplasma" henrymilleriano por los pasillos de la sede del PP han dejado grabado en las paredes el secreto para entender el arcano que hará público la CUP catalana la próxima semana, después "del empate."

Empate insólito, milagroso, fatídico, cómico, trucado, fabricado... 1.515 a favor; 1.515 en contra de la cuarta votación del domingo 27 y tema central de conversación del Día de los Inocentes. (lea este párrafo otra vez, por favor, igual que los bises en las canciones.)

Las ondas magnéticas y las ondas sonoras se pierden en algún lugar, donde solidifican y quedan grabadas para los futuros octavo y noveno sentido, que están por inventar, como está ya inventado el sexto sentido. 

Aquí, en la bloguería de hoy, el noveno sentido interpreta la magia de la gallina de mar, la de río y la memoria del gallo de monte: escrito está en las paredes de la sede curil del Partido Popular: La gallina ha dit que no.

"Cuatre votaciòs pel NO es NO" 

Y a esta filosófica conclusión, además,  llega la interpretación del refrán catalán "En temp de tribulaciò, no façer mudança". Porque todo está escrito en el diccionario para quien sabe encontrar las palabras. Y la CUP por donde pasa, deja huella para lectores avisados.

Y es tiempo de no hacer mudanza. Porque ¿a dónde se iría la CUP? Un grupo partidario de la primera pregunta. Otro grupo partidario de la segunda pregunta. El tercero, de la tercera. Y luego los que se quedan a la cuarta pregunta. Una CUP cuarteada no valdría res, "ná de ná" en román paladino Por tanto, ¿para qué hacer mudanza? ¿Cuarteada la CUP a dónde irá?

Como referentes históricos para soportar la posición de la Cup ("quatres nos, no son"), volvamos la vista a la Unión Soviética y sus constituciones (cuatro noes, son nones) [A buen entendedor, pocas palabras Sr. Mas Artur]. 

La Unión Soviética gozó de cuatro constituciones, cuatro, 1918, 1924, 1936 y 1977 ninguna de las cuales anulaba a la anterior y tampoco la perfeccionaba, puesto que el Sóviet había alcanzado la culminación revolucionaria con la primera, parida del vientre del Comité Central y del magín de Lenin y los mayores revolucionarios de la historia (teóricos y prácticos, hay que añadir). Todo lo demás solo podía ser copia.

Es decir, un ruso podía ser totalmente comunista siendo partidario de la 1ª Constitución al 100% y poco o nada de las demás. Un ruso o un soviético cualquiera, si nos ponemos tiquismiquis.

Por ejemplo, la Constitución soviética garantizaba la libertad de culto... aunque el Partido Comunista de la Unión Soviética consideraba la religión como incompatible con el materialismo científico que animaba el marxismo. 

Sí, así era tovaris: "La Constitución soviética garantiza la libertad de culto."

De todas formas, en caso de duda, mi consejo es que en tiempo de Stalin hubiera usted lector adoptado la Constitución del Generalisimus como la mejor (nombróse a sí mismo Stalin Generalísimo Генералисимус Сталин).

Dicho esto, recuerdo a los lectores, siguiendo con el cuarteamiento de la CUP que la Unión Soviética tenía sus diversas (4) constituciones -igual que las cuatro votaciones de la CUP- y que se completaban unas a otras con el espíritu marxista y revolucionario. 

Garantizaban -por ejemplo- la sanidad gratis sí; pero solo la Constitución del 77 de la Unión Soviética garantizaba sanidad gratis "a todos los ciudadanos" de la URSS "en todo el territorio" de la Unión Soviética. A buen entendedor, pocos matices.

¿A qué viene esta erudición soviética de las paredes de Génova 13? Estas pinceladas de sovietismo a vuela pluma son mías, y me sirven para explayar la idea final hacia el horizonte CUP y su reunión en un polideportivo, que explicita el diccionario en las paredes de la sede curial del PP.

La CUP reunida en Petit Comité votará -ha votado- NO a Artur Mas. ¿Con qué argumento? Con el argumento de las cuatro votaciones y el espíritu, el ánima de las mismas: el NO. 

¿Se contradicen las cuatro votaciones? No se contradicen, al igual que las Constituciones de la Unión Soviética, perfeccionan el camino hacia la esencia del socialismo real, el "es-socialismo" real y científico y verdadero. 

Lo mismo para lo catalán, la esencia del cupismo, el "es-cupismo" probado y espeso se resume en 4 noes que erigen un NO gordo como La Grosa a Artur Mas.

Y, atención, una novedad hasta ahora escondida, la CUP aprovechará las cuatro votaciones -ninguna de las cuales dijo Sí- para arrollar con la misma negativa los restos de Convergencia esparcidos por sedes físicas embargadas, fundaciones y comités del ectoplasma que elucubró Henry Miller.

Así hablan las paredes de Génova 13 

La Cup ("quatres nos, no son") ha hablado y escrito está  (cuatro noes, son nones)

Catalans: Mas, Artur ¡ha muerto! Viva el Sóviet que ha de venir.

24.12.15

De diablos e infierno

Las elecciones han arrojado un resultado que resumo así. El Partido Socialista con Sánchez a la cabeza, ha caído en la casilla del Infierno.

El Partido Popular ha obtenido el papel de diablo. Rajoy será el diablo mayor.

Podemos también logra papel de diablo. Pablo Iglesias será el diablo peor, el más temido, porque además de controlar las llamas del infierno, está en ascendencia y con poderes para dejar en los huesos al socialista arrancándole votantes.

Ciudadanos también logra el papel de diablo, aunque Rivera será un diablo menor. Eso, sí también con capacidad de echar leña al fuego y hacer subir o bajar la temperatura de la caldera en la que hierve Pedro Sánchez.

Así, resumido, entre diablos e infierno, ha resultado el escrutinio de votos de los españoles: no hay gobierno sin consenso/cocción primero de una coalición; y luego vuelta al consenso/cocción de cada una de las medidas que vendrán.

Porque habrá gobierno de coalición. Si Sánchez quiere escapar de este infierno que le ha deparado el destino, se topará con otro peor aún: la casilla de diablo mayor hoy bajo control de Mariano Rajoy, pasará a estar dominada por Iglesias, y Podemos no tendrá piedad, buscará la destrucción del adversario socialista. Pablo Iglesias gozará de su papel como diablo peor y mayor a la vez.

A esta primera condición ineludible para firmar, Sánchez cargará con otras no menores. Por ejemplo: En Europa han declarado la guerra contra el estado islámico. 

Cuando el presidente de la República François Hollande y su primer ministro, Manuel Valls, reclamen a España tropas de combate, el Sr. Sánchez no podrá eludir la petición escudándose en el "No a la guerra" de Zapatero y de infausto recuerdo. 

Las llamas del infierno subirán de grados. Atizadas por los tres diablos mentados. Sánchez y el Partido Socialista entrarán en ebullición, pero no podrán escapar de la caldera. La OTAN exigirá un "esfuerzo bélico" a todos los miembros, incluyendo España, y este esfuerzo deberá discutirse en la caldera del consenso.

Cuando, dada la ineluctabilidad de la Gran Coalición, llegue la hora del consenso en medidas económicas, Angela Merkel a la cabeza de la troika, leerá la cartilla económica. 

La alemana Merkel quizá autorizará algunos millones para engrasar ciertos mecanismos del consenso, pero Sánchez firmará un acuerdo, pasará por las horcas caudinas de la troika. Y esta firma hará que el diablo de Podemos suba la temperatura del hervor infernal. Llamas por derecha, izquierda, y desde la fosa del  hogar, justo debajo de la caldera.

Hubo un suplicio medieval, hervencia, se llamaba. En Londres arrojaban a las brujas y herejes al Támesis. Y también hervían vivos en aceite a aquellos que osaban traspasar líneas que desafiaban al poder establecido. Si la bruja arrojada al Támesis sobrevivía, entonces era perdonada; de lo contrario, la justicia divina habría desempeñado el papel de librar a los mortales de la influencia de un personaje maligno.

También a este suplicio de hervencia quedará sometido el candidato socialista, hoy en la oposición, y haciendo méritos para firmar la Gran Coalición. 

Porque si estampa su firma para la Gran Coalición con sus pompas, y firma cada uno de sus consensos y sale airoso de estas obras, el premio que le aguarda al final será optar a la presidencia. Y por el poder, por este premio, siempre hay candidatos dispuestos a aguantar todos los suplicios.

Hervencia. Sentado a negociar; atado por la petición de tropas de combate; untado de aceite por la troika; con la mandíbula, la mandíbula famosa, apretada hasta el dolor inimaginable, Pedro Sánchez será sometido al suplicio de hervencia. 

Aquí, a los diablos antes mentados, el mayor, el peor y el diablillo, se unirán los enemigos internos, dispuestos a aprovechar la oportunidad de freír vivo a su propio candidato, a su personal enemigo. 

Porque los enemigos internos al acecho del poder son conscientes de que si Sánchez sale triunfal de las pruebas, entonces, tendrán que decir adiós a sus opciones de poder; adiós el sueño de la Moncloa; adiós Susana Díaz como candidata a la sucesión. Adiós, para siempre.

Los cuadros del infierno pintados por los genios a lo largo de la historia se quedarán cortos para expresar la atrocidad que la política aplica a uno de los suyos para probar su valía, entereza, virilidad, resistencia... Porque estas serán solo las primeras pruebas. Quedarán más.

El suplicio de hervencia será solo una etapa. ¿Resistirá Pedro Sánchez vivir en un infierno que cada vez le tortura en mayor grado sin ninguna piedad? La política sacará lo mejor y lo peor de cada uno. Sánchez entrará pronto en estado de ebullición, con los diablos mayor -Rajoy-, peor -Iglesias- y menor -Rivera- atacando las llamas sin parar.

Entre tanto, lloverán titulares incendiarios sobre la caldera de la actualidad, cada vez más gruesos y de un rojo candente también para alcanzar la temperatura a la que funde el hierro, se templa el acero y se alcanza la primera etapa, la Gran Coalición.

La segunda etapa, la firma de los consensos/acuerdos, resultará una repetición de la primera; eso sí, con la temperatura en permanente aumento. El calentamiento global de la política está aquí, y solo un hombre ocupará la caldera del infierno: Pedro Sánchez. 

Que dios se apiade de su alma, y de su cuerpo.