Francisco Camps pasó por la política con grandes victorias electorales que sirvieron para consolidar la región de Valencia como uno de los bastiones del Partido Popular junto con Madrid. Madrid y Valencia son dos e las comunidades españolas donde los populares arrasan en las elecciones logrando cómodas mayorías absolutas, y asestando derrotas cada vez más dolorosas a los partidos rivales, en especial, al Partido Socialista, que retrocede elección tras elección.
Sin embargo, sus líderes comparten suerte y mala suerte de manera dispar. Mientras Esperanza Aguirre mantiene alto el estandarte de Madrid como única comunidad donde el objetivo de déficit se cumple -objetivo que, recordemos, es prioritario para Bruselas- ha perdido Aguirre, por el contrario, opciones como futura candidata a presidir del Partido Popular y a optar a una posible sucesión de Rajoy. Aguirre fue responsabale de esta "mala suerte".
El Sr. Camps camina por una vía aún más dolorosa. A pesar de haber resultado absuelto del asunto de los trajes regalados en la llamada "trama Gürtel" su vuelta a la política parece muy problemática.
Camps consiguió, igual que Aguirre para Madrid, una Comunidad de Valencia de mayorías reforzadas para el Partido Popular en sucesivas elecciones. Infrigir estas derrotas conlleva una consecuencia drástica: el enemigo saldrá a la caza implacable.
Valencia está ahora mismo con una deuda calificada como "bono basura". Es decir, la Comunidad no está en situación de devolver sus préstamos. La economía en la Comunidad es tan precaria, que necesitaría ayuda del Reino de España para mantener sus compromisos de gasto corriente y pago de nóminas a sus funcionarios. Camps es el responsable.
Y aquí están, las dos banderas del PP que con más lustre brillan en el panorama nacional, que deben sacrificarse a mayor gloria de Mariano Rajoy. Francisco Camps, aunque absuelto en el juicio por corrupción, ha dejado la Comunidad de Valencia a unos centímetros de la quiebra. ¿Con qué tarjeta de presentación quiere volver a la primera línea de la política habiendo dejado a sus conciudadanos al borde de la probreza? Igual que en su momento le exigió la dimisión para lavar su imagen en los tribunales, ahora Mariano Rajoy le exigirá permanecer ajeno a la política, por su desastrosa gestión económica. Un as que guarda Rajoy para ocasión oportuna.
En cuanto a Esperanza Aguirre, rutilante en la política y en la economía madrileña, su figura pierde perfil para culminar su ambición: presentarse como candidata del gobierno. El paso mal medido en el Congreso de Valencia, cuando cayó víctima de los halagos y aceptó sin desdén (al contrario) ser mencionada en corrillos y medios periodísticos como rival de Mariano Rajoy para disputar su liderazgo en el partido, aquellas alabanzas no rechazadas debe pagarlas ahora cediendo todo el protagonismo a un Mariano Rajoy que avanza imparable con las medidas más impopulares de las últimas décadas, al frente de las encuestas de liderazgo y popularidad, tanto en el partido como en el gobierno.
Camps y Aguirre son dos víctimas que arden en la pira en homenaje a Rajoy y su velado talento para imponerse en situaciones difíciles. Camps con las manos limpias, pero con las arcas vacías. Aguirre, con la economía ordenada, pero que no supo controlar su ego.
Sin embargo, sus líderes comparten suerte y mala suerte de manera dispar. Mientras Esperanza Aguirre mantiene alto el estandarte de Madrid como única comunidad donde el objetivo de déficit se cumple -objetivo que, recordemos, es prioritario para Bruselas- ha perdido Aguirre, por el contrario, opciones como futura candidata a presidir del Partido Popular y a optar a una posible sucesión de Rajoy. Aguirre fue responsabale de esta "mala suerte".
El Sr. Camps camina por una vía aún más dolorosa. A pesar de haber resultado absuelto del asunto de los trajes regalados en la llamada "trama Gürtel" su vuelta a la política parece muy problemática.
Camps consiguió, igual que Aguirre para Madrid, una Comunidad de Valencia de mayorías reforzadas para el Partido Popular en sucesivas elecciones. Infrigir estas derrotas conlleva una consecuencia drástica: el enemigo saldrá a la caza implacable.
Valencia está ahora mismo con una deuda calificada como "bono basura". Es decir, la Comunidad no está en situación de devolver sus préstamos. La economía en la Comunidad es tan precaria, que necesitaría ayuda del Reino de España para mantener sus compromisos de gasto corriente y pago de nóminas a sus funcionarios. Camps es el responsable.
Y aquí están, las dos banderas del PP que con más lustre brillan en el panorama nacional, que deben sacrificarse a mayor gloria de Mariano Rajoy. Francisco Camps, aunque absuelto en el juicio por corrupción, ha dejado la Comunidad de Valencia a unos centímetros de la quiebra. ¿Con qué tarjeta de presentación quiere volver a la primera línea de la política habiendo dejado a sus conciudadanos al borde de la probreza? Igual que en su momento le exigió la dimisión para lavar su imagen en los tribunales, ahora Mariano Rajoy le exigirá permanecer ajeno a la política, por su desastrosa gestión económica. Un as que guarda Rajoy para ocasión oportuna.
En cuanto a Esperanza Aguirre, rutilante en la política y en la economía madrileña, su figura pierde perfil para culminar su ambición: presentarse como candidata del gobierno. El paso mal medido en el Congreso de Valencia, cuando cayó víctima de los halagos y aceptó sin desdén (al contrario) ser mencionada en corrillos y medios periodísticos como rival de Mariano Rajoy para disputar su liderazgo en el partido, aquellas alabanzas no rechazadas debe pagarlas ahora cediendo todo el protagonismo a un Mariano Rajoy que avanza imparable con las medidas más impopulares de las últimas décadas, al frente de las encuestas de liderazgo y popularidad, tanto en el partido como en el gobierno.
Camps y Aguirre son dos víctimas que arden en la pira en homenaje a Rajoy y su velado talento para imponerse en situaciones difíciles. Camps con las manos limpias, pero con las arcas vacías. Aguirre, con la economía ordenada, pero que no supo controlar su ego.
Para Mariano Rajoy, Francisco Camps, -Paco, en círculos próximos- deberá retirarse de la política por despilfarrador. Rajoy exhibirá el sacrificio de Camps a todos los derrochadores para que tomen ejemplo.
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