Mobile World Congress y prácticas dudosas
El Mobile World Congress es una feria mundial que se celebra en Barcelona estos días y está dedicada al mundo del teléfono móvil y todas las aplicaciones que soporta esta nueva herramienta de comunicación. Si hablas con rusos o con estadounidenses, o con franceses o alemanes, todos te indican que desde los próximos años veinte, nada será igual al siglo XX.
Tu teléfono móvil será tu oficina "mundial" me indica Ostrowky. Dieter Weinhofer insiste en que seremos totalmente independientes con el movil: recargable con nuestra popia energía, será teclado, cámara fotográfica y cámara de vídeo, y el propio móbil creará una pantalla de 10 o 20 pulgadas "en el aire" para poder ver imágenes con precisión.
Weinhofer vislumbra un futuro incrustado en el móvil: Podrá producir un rayo láser capaz de realizar operaciones quirúrgicas a distancia, con lo que los largos viajes interestelares estarán cada vez más cerca.
Dupont, de la consultoría francesa, indica que un teléfono móvil será la delicia de los españoles y de todos aquellos para quienes la vida placentera sea el ideal de vida: incluso producirá "ondas" placenteras capaces de relajar nuestro cerebro y reducir el estrés a una palabra y un recuerdo obsoleto.
Sin lugar a dudas, pronto nada será como hace solo diez años. O todo seguirá igual: el periódico inglés The Telegraph ha denunciado a la empresa rusa CBOSS por utilizar "damas de compañía" como azafatas y chicas para todo: desde el reparto de propaganda, hasta la asistencia a cenas privadas de champán y caviar para continuar seduciendo a los clientes.
Esta política agresiva de ventas por parte de los rusos les ha costado una queja de las mujeres que participaban en el evento, queja que han traslado a la organización y esperan que las autoridades de la Fira reaccionen con el rigor debido.
La MWC fluye como una organización casi perfecta, como un reloj suizo o un paseo militar. En cuanto a la actividad dentro de la feria, algunos encuentran comparables las actividades de los rusos a las que se dan en el FITUR madrileño, la feria mundial de turismo, en la que directivos y directivas, azafatas y azafatos del mundo entero terminan las jornadas de trabajo en interminables noches de fiesta en hoteles y discos madrileñas.
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