14.12.06

De la psique hispana

Estos días el periódico El Mundo nos ha hecho revivir en parte los aciagos días que median entre el gran atentado del 11 de marzo y las elecciones del 14. En aquellas horas, especialmente el viernes y el sábado previos a la votación, según este periódico, una serie de personajes se mueven más o menos en la sombra (y cita a Barrionuevo y Corcuera que visitan al general Galindo en la cárcel; Vera y Rodríguez Ibarra en Extremadura; Zapatero, Rubalcaba y los máximos responsables de comunicación en Gobelas -sede del PSOE) y, según El Mundo, el fin no es otro que utilizar en provecho del Partido Socialista los terribles atentados.

Actualmente el llamado "proceso de paz" está sometido a respiración asistida -según parece- y tal y como anuncian ciertas informaciones, en breve el dedo acusador buscará un culpable, quien no haya apoyado al Gobierno en este "andar hacia la paz".

Adelantándose a este dedo acusador El Mundo ha sacado un artículo periodístico -basado en fechas y datos- en el que señala qué partido utilizó el terrorismo para sus propios fines durante las negras horas de marzo.

¿Cómo parar este torpedo lanzado por el periódico de Pedro J. a la línea de flotación de las anunciadas excusas/acusaciones de Rodríguez Zapatero?

Rodríguez Ibarra -por su parte- ha tenido la genial idea "me hago el señorito" y los demás han aplaudido con las orejas... esta ha sido su actuación:

El martes dice que llama y que se presenta en Madrid en casa del Fiscal General del Estado ¡señores! ¡é fihcá enerá! y pide denuncia y pide protección porque le hacen acusaciones muy graves, a él, que siempre ha sido un hombre honrado.

Y el señorito sale ese mismo día a todo trapo y haciendo mucho ruido en radios, televisiones y prensa, por tierra, mar y aire, a decir que ¡no señó! ¡no! ¡y no! Que ellos nunca hicieron una cosa así, que son malas calumnias, que si tal y que si cual... Y todo parece que vuelve a la normalidad...

¿Cuánto tiempo hace que no se ha visto una cosa así? ¿Este papel de señorito ultrajado que va corriendo a Madrid a poner una denuncia?

-Al fihcá enerá, ¡oigan! ¡Al fihcá enerá!

Comentando el episodio con un grupo de periodistas extranjeros, estos me decían que en sus países el mismísimo fiscal general del estado habría tenido problemas muy graves por avenirse a esa práctica del favoritismo, del enchufismo, del amiguismo -¿quién tiene derecho a tener cita y hora en ¡Madrid! cuando lo pide?-.

Problemas para el fiscal general que, además, se habrían visto aumentados por meterse en un fregado de declaraciones y ¡ni siquiera abrir un expediente! ¡ni poner una denuncia! El Fiscal General del Estado se enviste de su autoridad y sale a escena a dar el papel ¿¿¿???

Cae el telón... pero, no corramos un tupido velo. Llegará un día en que el papel del señorito no tendrá cabida en la psique española y, muy probablemente, gracias a internet, charlotadas como la del Sr. Ibarra junto con el Sr. Fiscal General exigirán quedar sustanciadas en hechos, en actuaciones judiciales, no en palabrería, no en superchería política.

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