28.7.14

El nivel ético de la cosa pública

El 25 de julio, día de Santiago, Jordi Pujol sorprendía a todos con un comunicado en el que admitía haber defraudado a Hacienda durante 34 largos años -incluyendo 23 años como presidente de la Generalitat de Cataluña-.

El folio escrito causó un terremoto en Cataluña y en toda España. La corrupción en la política había rebasado todos los niveles y ese folio actuó como una riada llevándose por delante toda la vida política de Jordi Pujol en una escorrentía de consecuencias imprevisibles.

El hedor que denunciaban los periódicos de toda España, y desde Madrid, había alcanzado cotas insoportables: miembros de la Familia Real imputados; el Partido Popular enredado con los manejos de su ex tesorero Bárcenas y el caso Gurtel; El PSOE con una incesante sangría de casos de corrupción en Andalucía; IU con sedes embargadas, salarios impagados; la política se había convertido en el principal problema de los españoles por falta de nivel ético. Incluso los jueces habían liberado antes de tiempo a grandes narcotraficantes y ahora deben ¿devolverlos? a prisión. El hedor de la corrupción era una peste.

Fotografía de wikipedia, que recuerda el récord marcado por Jordi Pujol en la subida a Pedraforca en 1983


¿Quién pondrá el nivel de ética en la cosa pública?

Podemos, una organización creada a través de un mediático y seductor profesor de universidad  había cosechado una victoria atronadora en las elecciones del 25 de mayo. Pablo Iglesias definía a los políticos como "la casta" que generaba todos los males. Y el ciudadano votó a Podemos.

En política, los casos de corrupción se han solucionado con "tapones" puntuales; exasperante lentitud, en la instrucción de los ERES andaluces, hasta la "limpieza" a paso de buey en la Comunidad Valenciana, la colaboración de Izquierda Unida en el Gobierno de Andalucía para diluir comisiones de investigación, o evitar nuevas investigaciones. Poco, tarde y mal, en resumen.

En julio sucedieron cambios

El Gobierno ponía el nivel al rechazar indultos a políticos condenados, como el ex presidente y ex ministro Jaume Matas. Pero Rajoy y el PP sucumbía con el tsunami Gurtel o el caso Bárcenas.

Llega el nuevo Rey, y adopta un código de conducta para los Miembros de la Casa Real: Don Juan Carlos y Doña Sofía, sus padres, deberán someterse a las nuevas normas de comportamiento. Resitúa Felipe VI a las Infantas. Encarga auditorías de la contabilidad de la Casa Real y entra en detalles como estipular a dónde irán aquellos obsequios y regalos que lleguen a la Casa Real.

Podemos y su mediático líder Pablo Iglesias se habían recortado el salario como eurodiputados, viajaban en clase turista, y se alojaban en hoteles baratos, como señal de distinción ética frente a "la casta".

¿Quién marcará el nivel de decencia en al cosa pública? Esta es la primera cuestión. ¿El Rey? ¿El Gobierno? ¿Los jueces? ¿Podemos?

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