Leo en el diario El País “Al perro había que sacrificarlo porque no había dónde meterlo” el primero de dos artículos que devuelven un poco de sentido común a una ciudadanía atribulada entre los que toman la calle y creen que, siendo la calle suya, lo siguiente -el palacio de Invierno- es eso, exactamente, algo que les pertenece en razón no muy explicada pero explícita.
Toman la calle activistas dispuestos a defender la vida de Excalibur la mascota de la enfermera infectada de ébola. Y además de la calle, las redes sociales arden como una ciudad sublevada y en un país insurrecto contra una autoridad que sacrifica animales, el perro de la enfermera Teresa Romero.
En esta algarada nadie acepta un gramo de cordura; nadie acepta datos; no se aceptan informaciones que ayuden a razonar y, de ahí, establecer una conclusión sensata. Porque el ébola es una enfermedad contagiosa que no tiene piedad, y a la que hay que enfrentarse con sensatez, en primer lugar.
No existe en Madrid, ni en España, un centro especializado para tratar a animales supuestamente contaminados por ébola. En otros países, sí; en España, no.
Así se debió explicar a los propietarios del can, prestos a entregar al animal en custodia a un veterinario amigo para evitar el sacrificio del can en una clínica veterinaria.
Manifestaciones callejeras a las puertas del edificio donde había quedado aislado el pobre animal, y el incendio de la redes sociales. ¿A quién le importa no tener disponible una clínica veterinaria donde explotar como cobaya a Excalibur?
La segunda gota de sentido común en un país atribulado, correspondía a la información sobre el referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional en Cataluña.
La Generalitat incumple su propio decreto para mantener viva la consulta Y en esta información se desgrana el cúmulo de irregularidades que siguen como la cola de un cometa al decreto de convocatoria suspendido. Se ha terminado el plazo para recibir peticiones de votos desde el extranjero... pero el Govern sigue recibiendo tales peticiones.
Hay plazos que han finalizado, pero que artificiosamente se mantienen vivos. Como Cataluña no ha elaborado su propia Ley Electoral -cosa que sí han regulado la mayoría de las comunidades- necesita elaborar una batería de leyes ad hoc para poder convocar a la ciudadanía a las urnas.
Han finalizado los plazos para la inscripción de ciudadanos extranjeros residentes en Cataluña. También se ha agotado el plazo legal establecido para que personas con impedimentos para acudir a votar al centro electoral puedan depositar su voto sin necesidad de desplazarse.
Además, sólo 99 del casi millar de ayuntamientos existentes en Cataluña han comunicado a la Generalitat los espacios reservados para centro electoral. El plazo para este requisito ya ha vencido. Sólo una cuarta parte de los ayuntamientos, prosigue la información, ha asignado un coordinador municipal para los aspectos técnicos de la consulta...
“A los efectos de la vigencia correspondiente” fue la coletilla empleada por el president Artur Mas para eludir el plazo de entrada en vigor de las leyes que acompañan al decreto de convocatoria de la consulta. Esta coletilla, tiene toda la apariencia de ser el capote con el que los líderes de la consulta ocultan una realidad inequívoca que se impone: sabían de la imposibilidad de celebrar el referéndum y, erre que erre, han optado por agitar la calle con artificiosidades legales impropias de un gobierno y un Parlamento. Sensatez. Sentido común.
No comments:
Post a Comment