10.6.15

Albur, una palabra para un tiempo

El castellano es rico en vocabulario, y muy variado; es lengua que asimila voces de otros idiomas sin pestañear, y en abundancia. Y esto sucede con albur. Albur es quizá la palabra que define la situación política actual en España: todo está al albur.

Albur es palabra procedente de Egipto y de origen copto -religión de raíz cristiana-y llegó a través del árabe al castellano para instalarse en la Península, señalan los eruditos.

Y es que la situación política se fía al azar de los pactos (de los cálculos) y del cumplimiento de los compromisos por toda España. Juegan un albur los políticos. Siendo el albur una carta que salta inopinadamente en el juego del monte, y puede cambiar el sesgo de la partida, la suerte de la tarde, el destino de la jornada, el sino de la temporada...

Albur es un pez, de carne poco apreciada, que da paso a un refrán: tú no te apures mientras el mar tenga albures. Que viene a significar -en Andalucía, de donde es originario-: no te agobies por una situación de mala perspectiva, que siempre podrás salir adelante. 

En el castellano de América, la voz corrió varios matices, y da paso a una aventura amorosa en Nicaragua; a un juego de palabras de doble sentido, en México. Y en Honduras, albures son mentiras o infundios.

Y aquí, en España, estamos al albur de la política. En Madrid, prestos a tumbar un gobierno, en cuanto la suerte traiga la negra de un caso de corrupción (el Partido Popular de Madrid se cuartea por la corrupción, dijeron los de C's).

En Valencia o Castilla La Mancha, igual: al albur de un quítame allá una mirada y unas palabras y el Socialista ya no acepta acuerdos con los radicales de Compromís. Y en Castilla La Mancha, al albur de bajarse o no el sueldo, o de acudir, o no, a ceremonias religiosas, que es demanda de Podemos. Al albur sufren alcaldes, gobiernos y presupuestos generales.

Pero es en Andalucía, donde más se dan los albures, ese pez que salta de repente fuera del agua y cae en la red del pescador, donde, Andalucía, decíamos, la suerte parece más caprichosa. Y donde más riesgoso parece estar todo pacto, y habrán múltiples pactos en las ocho provincias, que más parecerán los más, remiendos, que buenos pactos. 

Las negociaciones para nombrar presidenta de la Junta de Andalucía no han topado con los casos de corrupción -por importe de más de mil millones de euros, sí, más de mil, millones-. Y este es un riesgo, un albur muy grande, para 'el firmante' del pacto y solo en la primera semana y media de junio.

¿Qué pasará cuando salte del agua sucia de la política el siguiente caso de corrupción? De hecho, en los días en que firmaban los acuerdos de Gobierno entre socialistas y el partido Ciudadanos, varias decenas de altos cargos del Gobierno andaluz han sido llamados al cuartelillo de la GC. ¿Qué albur colmará la paciencia de Ciudadanos para plantarse y retirar su apoyo a la futura presidenta? ¿Cuántos imputados? ¿Cuántos detenidos? 

Porque este albur también corre en favor de los partidos que han recibido portazo en lugar de parte en el pacto. El Partido Popular y Podemos saltarán a la yugular ¿cuándo? en cuanto huelan el vuelo de un corrupto. Estamos al albur del tiempo de cada uno de los partidos. 

Y en la Comunidad de Madrid ¿cuántos sapos tragará el partido de Rivera? ¿Cuántos en Andalucía? Porque si yo fuera jefe del PP y estuviera al albur de la situación política en Madrid, sacaría de la manga un caso (del PP) de corrupción... en cuanto aparecieran media docena (que llegarán) de casos de corruptos en Andalucía. Ese aleteo de mariposa sobre aguas fétidas de corrupción en Madrid puede romper todo un dique en Andalucía, y anegar incluso a C's.

Con este golpe de suerte, el partido C's quedaría entre la espada y la pared, y al albur de los medios de comunicación, y de las encuestas. Porque, nadie lo dude: en Andalucía la corrupción hará emerger muchos millones de euros gestionados "en negro" y ¿qué hará Rivera entonces? ¿Tiene detergente suficiente el partido Ciudadanos?¿Retirará su apoyo? ¿Dejará Ciudadanos a Susana Díaz a los pies de los caballos? 

Estamos al albur. Pendientes del lado que caiga la suerte. Porque no hemos comentado aún el albur de Podemos, que también está sujeto a las leyes de la suerte, de la casualidad, de la coyuntura, al albur de estos tiempos que nos toca vivir. Y nos falta el albur de Cataluña. Y el albur del Gobierno de Rajoy. Demasiados albures como para esperar un tiempo nuevo.

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