24.12.15

De diablos e infierno

Las elecciones han arrojado un resultado que resumo así. El Partido Socialista con Sánchez a la cabeza, ha caído en la casilla del Infierno.

El Partido Popular ha obtenido el papel de diablo. Rajoy será el diablo mayor.

Podemos también logra papel de diablo. Pablo Iglesias será el diablo peor, el más temido, porque además de controlar las llamas del infierno, está en ascendencia y con poderes para dejar en los huesos al socialista arrancándole votantes.

Ciudadanos también logra el papel de diablo, aunque Rivera será un diablo menor. Eso, sí también con capacidad de echar leña al fuego y hacer subir o bajar la temperatura de la caldera en la que hierve Pedro Sánchez.

Así, resumido, entre diablos e infierno, ha resultado el escrutinio de votos de los españoles: no hay gobierno sin consenso/cocción primero de una coalición; y luego vuelta al consenso/cocción de cada una de las medidas que vendrán.

Porque habrá gobierno de coalición. Si Sánchez quiere escapar de este infierno que le ha deparado el destino, se topará con otro peor aún: la casilla de diablo mayor hoy bajo control de Mariano Rajoy, pasará a estar dominada por Iglesias, y Podemos no tendrá piedad, buscará la destrucción del adversario socialista. Pablo Iglesias gozará de su papel como diablo peor y mayor a la vez.

A esta primera condición ineludible para firmar, Sánchez cargará con otras no menores. Por ejemplo: En Europa han declarado la guerra contra el estado islámico. 

Cuando el presidente de la República François Hollande y su primer ministro, Manuel Valls, reclamen a España tropas de combate, el Sr. Sánchez no podrá eludir la petición escudándose en el "No a la guerra" de Zapatero y de infausto recuerdo. 

Las llamas del infierno subirán de grados. Atizadas por los tres diablos mentados. Sánchez y el Partido Socialista entrarán en ebullición, pero no podrán escapar de la caldera. La OTAN exigirá un "esfuerzo bélico" a todos los miembros, incluyendo España, y este esfuerzo deberá discutirse en la caldera del consenso.

Cuando, dada la ineluctabilidad de la Gran Coalición, llegue la hora del consenso en medidas económicas, Angela Merkel a la cabeza de la troika, leerá la cartilla económica. 

La alemana Merkel quizá autorizará algunos millones para engrasar ciertos mecanismos del consenso, pero Sánchez firmará un acuerdo, pasará por las horcas caudinas de la troika. Y esta firma hará que el diablo de Podemos suba la temperatura del hervor infernal. Llamas por derecha, izquierda, y desde la fosa del  hogar, justo debajo de la caldera.

Hubo un suplicio medieval, hervencia, se llamaba. En Londres arrojaban a las brujas y herejes al Támesis. Y también hervían vivos en aceite a aquellos que osaban traspasar líneas que desafiaban al poder establecido. Si la bruja arrojada al Támesis sobrevivía, entonces era perdonada; de lo contrario, la justicia divina habría desempeñado el papel de librar a los mortales de la influencia de un personaje maligno.

También a este suplicio de hervencia quedará sometido el candidato socialista, hoy en la oposición, y haciendo méritos para firmar la Gran Coalición. 

Porque si estampa su firma para la Gran Coalición con sus pompas, y firma cada uno de sus consensos y sale airoso de estas obras, el premio que le aguarda al final será optar a la presidencia. Y por el poder, por este premio, siempre hay candidatos dispuestos a aguantar todos los suplicios.

Hervencia. Sentado a negociar; atado por la petición de tropas de combate; untado de aceite por la troika; con la mandíbula, la mandíbula famosa, apretada hasta el dolor inimaginable, Pedro Sánchez será sometido al suplicio de hervencia. 

Aquí, a los diablos antes mentados, el mayor, el peor y el diablillo, se unirán los enemigos internos, dispuestos a aprovechar la oportunidad de freír vivo a su propio candidato, a su personal enemigo. 

Porque los enemigos internos al acecho del poder son conscientes de que si Sánchez sale triunfal de las pruebas, entonces, tendrán que decir adiós a sus opciones de poder; adiós el sueño de la Moncloa; adiós Susana Díaz como candidata a la sucesión. Adiós, para siempre.

Los cuadros del infierno pintados por los genios a lo largo de la historia se quedarán cortos para expresar la atrocidad que la política aplica a uno de los suyos para probar su valía, entereza, virilidad, resistencia... Porque estas serán solo las primeras pruebas. Quedarán más.

El suplicio de hervencia será solo una etapa. ¿Resistirá Pedro Sánchez vivir en un infierno que cada vez le tortura en mayor grado sin ninguna piedad? La política sacará lo mejor y lo peor de cada uno. Sánchez entrará pronto en estado de ebullición, con los diablos mayor -Rajoy-, peor -Iglesias- y menor -Rivera- atacando las llamas sin parar.

Entre tanto, lloverán titulares incendiarios sobre la caldera de la actualidad, cada vez más gruesos y de un rojo candente también para alcanzar la temperatura a la que funde el hierro, se templa el acero y se alcanza la primera etapa, la Gran Coalición.

La segunda etapa, la firma de los consensos/acuerdos, resultará una repetición de la primera; eso sí, con la temperatura en permanente aumento. El calentamiento global de la política está aquí, y solo un hombre ocupará la caldera del infierno: Pedro Sánchez. 

Que dios se apiade de su alma, y de su cuerpo.


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