Del "dalai lama" catalán y el "chivo expiatorio"

Ahora que Jordi Pujol convoca a todos a participar de manera activa en el momento histórico -otro más- que viven los independentistas en Cataluña, saltan dos noticias distintas aunque no distantes.

Por un lado, el hijo de Pujol, el menor, Oriol, el hereu político, reclama para su padre el trato de "Dalai lama" ya saben, santón del budismo; y por otro, el que llevaba las cuentas de su partido, Germa Gordó está sometido a investigación, y quizá, quizá, después de su "expulsión" del grupo de Junts pel Sí, quizá, quizá, a cambio de un buen acuerdo con la fiscalía, Gordó, el "mihelmano" (recuerdan a Alfonso Guerra) de Convergència que ni siquiera llevaba agenda oficial de visitas y actividad (el de los cafelitos en la Delegaci´n); Gordó, el Bárcenas mayor de Cataluña, quizá, tal vez, acaso, se decida a cantar para evitar entrar entre rejas y que otro, porque otro caerá, otro cante la palinodia y se lleve el santo y el alivio de pena.

El choque de trenes se aleja, y la lucha de cocodrilos en la charca se barrunta.

Pero que nos cuelen un "dalai lama" por "el capo Pujol" es una de las novedades que señala a las claras el nivel de credulidad de la ciudadanía. El hijo menor, el que compraba los silbatos para pitar el himno en las finales de la Copa del Rey. El que en tiempos de los Juegos Olímpicos portaba la antorcha -bien enchufado, con una camiseta exigiendo la independencia- el hijo menor; el "hereu" político de la dinastía -porque no valía para los negocios- reclama para su padre la comparación con el "Dalai Lama".

¿Qué opinión tiene este hombre de la ciudadanía catalana después de todo lo que está cayendo?

No podía ser de otra forma, por otro lado. Si su madre traspasaba misales de una biblioteca a la parroquia del sacristán, el hijo, más moderno, quizá traspasa "mandalas" de un despacho a otro: porque los cocodrilos también se avisan. Y quizá, el niño Pujol, exige, en esta turbulencia gorda, que el "Capo di papi" quede al margen para salvar su biografía, su historia, y de Cataluña, salvar la parte conservadora, esa que -si queda- aún se levanta cada día con ética por el trabajo y el negocio, si queda alguno, para que se haga budista. Que es lo que en esta charca de corrupción y cocodrilos está en juego en esta hora de Gordós, misales y dalais lamas "de palo".