21.9.12

España, tierra de predicadores y fe del carbonero



Si algo distingue a los españoles, gallegos, aragoneses o vascos a lo largo de los siglos tiene que ver con la voluntad de predicación -con afán de conversión- de aquello en lo que creen. Este rasgo en común está ligado más a "dar la brasa" que al intercambio de opiniones y pareceres.

Tomemos un ejemplo transversal, que recorre toda la piel de toro y hagamos una comparación: Los equipos de fútbol o rugby formados en Suráfrica por "solo blancos" o la discriminación en los autobuses de Estados Unidos hasta los años sesenta con asientos reservados para blancos o negros a todos nos parece un racismo intolerable. En cambio, cuando sucede en España esto se asume como "normalidad o "tipismo".

Pensemos en el "solo vascos" del Athletic de Bilbao practicado durante décadas para formar no sólo la primera plantilla del equipo, sino para jugar en equipos inferiores. "No preguntamos a la gente si sabe o le gusta jugar al fútbol, sino dónde nacieron sus cuatro abuelos." Y esto que en cualquier rincón del mundo sería racimos intolerable y perseguible, en España es motivo de predicación incluso en nuestros días.

España es un país de predicadores que busca imponer su "credo" a su interlocutor. Imponer. Así en Cataluña como en Andalucía o Extremadura.

Tomemos el ejemplo reciente de un actor -fuertemente subvencionado en sus empresas- como el llamado Willy Toledo. Este personaje, defensor de la dictadura de Fidel Castro, de sus cárceles y de sus carceleros, participa ahora en "actividades de ocupación". Defiende que es legal robar en supermercados, ocupar bancos, imponer su ideología por la fuerza. Violencia que llaman "simbólica" eso sí. No queman en la hoguera -físicamente a quien discrepa- de momento, solo es "violencia simbólica".

Muy en contra está el Sr. Toledo, don Willy, de que la gente descargue de internet películas sin pagar derechos de autor. Lo mío es mío, y  lo tuyo a medias, es el resumen castizo del comunismo que aplica el predicador de la fe en las cosas de izquierda. Respeto mucho el dinero, pero no lo comparto.

Ahora un periódico ha revelado que el Sr. Toledo trinca en subvención casi 250.000 euros para su empresa. En un año. ¿Cuánto facturó? ¿Qué riqueza creó? ¿Cuántos puestos de trabajo? ¿Qué plan de negocios presentó su empresa para embolsarse tan suculenta subvención? Lo ignoramos.

Y para cerrar con el afán de predicar, hacer lo que a uno le da "la real gana" y ¡recibir el aplauso general! apuntamos otro caso de "tipismo" relacionado con el fútbol, para que no se ofendan "los realistas." Durante años, el equipo de San Sebastián la Real Sociedad nutrió sus filas de jugadores "solo vascos" o "no españoles." Ningún jugador, ya de Albacete o de Asturias o de Andalucía o Madrid o Cataluña pudo ser contratado por esa empresa porque mantenía "esa política."

Y esta forma de predicar fue aceptada, y aún se acepta socialmente, sin que háyase dado ningún signo de arrepentimiento, o cuanto menos de disculpa hacia los ciudadanos marginados.

¿Cuántos niños vizcaínos crecieron sabiendo que "jamás" podrían jugar en el Athletic precisamente porque sus cuatro abuelos no eran de raza vasca?

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