23.7.13

Españoles y catalanes... de bien

En estos días, el que fuera alto cargo del Gobierno de Zapatero, y segundo cargo de la empresa oficial "Marca España" ha tenido que dimitir, salir con el rabo entre las piernas, y desaparecer del tablero público. Se tata de Juan Carlos Gafo.

Aconsejo leer la entrada que dedica a este sujeto diplomático wikipedia. Gafo Acevedo, de 50 años, fue desde abril de 2004 a septiembre de 2008 Director del Departamento de Protocolo de la Presidencia del Gobierno de Zapatero. Como diplomático, siguió luego de embajador en Líbano, hasta 2012.

Toda una vida dedicada a la diplomacia, con estudios superiores, amplia experiencia internacional (Israel, Irán, Argentina, Líbano...) y en destinos peliagudos, como puede verse, y el diplomático Juan Carlos Gafo, dió a luz este tuit:
No cabía reacción distinta a la habida: su inmediato superior jerárquico, el Ministro de Asuntos Exteriores, ha expulsado de la Marca España al sujeto diplomático que nos ocupa.

Poniendo en antecedentes, el tuit se publicó cuando un nutrido número de catalanes independentistas radicales ofendían con su actitud a la mayoría de los catalanes, a los españoles, y a cualquier observador imparcial de la realidad.

Catalanes radicalizados silbaban el himno nacional español con la virulencia de cualquier "hooligan" del fútbol ante los colores o el himno del equipo rival. En ese momento de tensión, el sujeto diplomático lanzó su tuit a las redes sociales. Acaso pensó el sujeto que su tuit amansaría las fieras. Quizá caviló y lanzó el tuit como toque de corneta para devolver a los embrutecidos silbadores a la razón; quizá lo hizo el diplomático con su mejor intención... lo cierto es que avivó el incendio, que al final le ha devorado.

La diferencia que hay entre unos y otros, los gamberros y el sujeto diplomático, es que entre españoles se toman medidas higiénicas, y se descabalga a quien insulta de su cargo o función pública.

La falta de medidas profilácticas similares entre los catalanes, hace que la "burricie" catalana haya conquistado la cresta de la ola "fashion" y sean "trending" local. Nada más.

Es la diferencia entre los señores y lo que antes se llamaba plebe -hoy hooligans-. 

Tiene razón el comentarista catalán Salvador Sostres "a los catalanes nos falta dignidad y nos sobra orgullo: y eso nos convierte en un pueblo mezquino e incapaz de estar a la altura de nuestra Historia."

Falta de dignidad y exceso de orgullo son un combinado de consecuencias biliosas, y berreas masivas contra "el enemigo." Eso se cura con la edad, y viajando, como muy bien aconsejaría cualquier catalán con seny.

Sería larga la lista de radicales catalanes que insultan a los españoles, y más larga aún la de los que callan o ponen risa conejil (Sr. Durán i Lleida, por ejemplo) a la batahola de ruido y furia que se monta en esos casos.

No tienen razón alguna quienes tratan de amparar o justificar la ofensa del diplomático Gafo.

Cataluña se hunde día a día. Y el trending, la tendencia que con tanto ahínco crean y mantienen los radicales, aleja aún más de la realidad "oficial" a la mayoría de los catalanes. 

Ejecutivos de empresas radicadas en Cataluña reciben ofertas de la competencia para ingresar como ejecutivos en las sedes de Zaragoza, Valencia o Madrid.

Los "cazatalentos" no descansan. Empresas cuya competencia radica en Barcelona, principalmente, tientan a sus competidores con la instalación en 24 o 36 meses de filiales en territorio español para mejor competir con las empresas catalanas inmersas en la tendencia que marcan los radicales y ahogadas en una economía que no emerge. 

Y esto tiene difícil cura. La herida está ahí, en el orgullo. Los españoles se ofenden cuando son insultados, y reaccionan. Los catalanes se hinchan de orgullo y enardecen cuando oyen a algún "Gafo" que responde en su onda. Esta espiral tiene siempre un perdedor: el maleducado.

Mantengan la calma, flemática y señorial, y observen como si de un espectáculo se tratara -malo y ofensivo- el comportamiento "brutal" de los radicales.

Ahora imaginen que un español gana medalla de oro, y el himno debe sonar en los Campeonatos del mundo. Los radicales silbarán y aullarán.

Ese bullicio, esa burricie, esa batahola, no justifica el "ojo por ojo, diente por diente" de las más justa de las leyes. 

La respuesta correcta es silencio.

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