10.3.13

Chiste comentado. Coluche y el reparto celestial


Coluche, humorista francés de nombre Michel Gérard Joseph Colucci, fallecido hace unos años después de presentarse como candidato a las elecciones a la presidencia de Francia (en 1981) contó muchos chistes a lo largo de su carrera. 

Uno de esos mini-monólogos, es como sigue: "Dividiré el mundo en dos partes -dijo Dios- los ricos, que tendrán la riqueza; y los pobres, que tendrán apetito."

En España, el chiste sería así: "Hago de todo dos partes, dijo Dios: ricos y políticos tendrán el dinero; los demás, las necesidades." -'De acuerdo', respondieron los sindicatos, 'nosotros vamos con los políticos'. Esta coda que añadimos de nuestra cosecha, podría incluir a más de un colectivo de los que "callan y comen."

Y así está la situación, en España. La llamada "clase política"  prosigue infatigable sus "extracciones" de recursos (dinero contante y sonante) en todas las ocasiones posibles. Cuando alguno de esos políticos es denunciado in fraganti -casos de Yolanda Barcina y Miguel Sanz, de UPN (Unión del Pueblo Navarro)- anuncian en mitad del escándalo que devuelven el dinero, y todo sigue igual: vemos que "aquí no pasa nada." 

Y así es, aquí no pasa nada. Los políticos navarros legislaron para embolsarse dietas por asistir a consejos, y decidieron acumular en un mismo día varias reuniones para embolsarse hasta 6.000 euros, seis mil, por dos horas "de reunión." Pagan, en este caso, los ahorradores de Caja Navarra. Y así multiplicado por mil o diez mil reuniones.

En España Coluche sería un personaje odiado por políticos y sindicalistas de todo pelaje. ¿De todo? No de todo, hay sindicatos que NO aceptan las dádivas, regalos y "subvenciones" de los políticos.

Y recuerda, donde hemos dicho Caja Navarra, podemos incluir cualquier organismo en que la "clase política" ha dividido la gestión de las parcelas de poder -nacional, autonómico, provincial, comarcal o municipal-. 

Desde el "consejo de gestión del teatro" hasta la "agrupación de municipios para gestionar el teatro ambulante" siempre aparecerán unos políticos u otros para asignarse altos emolumentos. 

¿Por qué? Porque la gente, los ciudadanos, callan; porque callan quienes debieran defender a los ciudadanos. Ya lo dice el refrán: oveja que bala, bocado que pierde.

Y, así, cuando uno o dos o tres o más políticos son pillados in fraganti, se limitan a pedir perdón; si la crítica sigue, devuelven el dinero en mala suerte habido. Pero no dimitirán.

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