Urdangarín, el yerno del Rey, está al borde de la impuación por graves delitos. Oriol Pujol, el hereu de Jordi Pujol, otro tanto; Miguel Blesa, todopoderoso presidente de CajaMadrid (Bankia) nombrado por los socialistas, también. Por el caso Pallerols -financiación ilegal de un partido político- los jueces han enviado a tres imputados a la cárcel.
El último sábado de febrero, avanzó un paso más el proceso judicial sobre Iñaki Urdangarín. Esta vez, evasión de capitales: la declaración de este sábado 23 de febrero marcará un punto y aparte en la actualidad política nacional.
España sufre con una cifra de parados que se aproxima a los 5 millones. La crisis económica que se prolonga un quinquenio, y no se ve el final, al contrario. Para muchas familias, llegar a fin de mes es una cuestión de obras de caridad.
Solo son tres muescas de un interminable ristra de chorizos. Tres muestras destacadísimas, y lo que está por venir dejará chico el vodevil de los últimos años de Felipe González, cuando el director de la Guardia Civil se dió a la fuga, y el presidente del Banco de España se llevaba el dinero.
Aznar mandó pasar página de aquellos aciagos años de corrupición rampante. Ahora, la corrupción, aumentada hasta las más altas instancias de la economía y la política, se impone un punto de inflexión.
Desde aquel lejano 1996 las cosas han empeorado mucho. Tanto que alguien ha sometido ha chantaje al Rey, Diego Torrees -el socio del yerno Urdangarína- y otro personaje de oscuros tejemanejes, Bárcenas, ha sometido a chantaje al presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Del Rey y del Presidente abajo, podemos citar un interminable rosario de personalidades de la vida política y económica engolfados en un saqueo sin tregua, que han arruinado cajas de ahorro, que han participado en todos los delitos descritos en el Código Penal: ministros al borde de ser encausados; consejeros autonómicos en situación idéntica, o policías que han colaborado con los terroristas.
La ciudadanía asiste pasmada al pase de la "santa compaña" diario por informtivos e internet.
Pero si la santa compaña eran almas en pena que vagaban por entre las brumas, quienes ahora pululan por el espacio digital han sido señalados como el problema número uno de España: la corrupción.
Son tantos, y están tan enfocados, que no hay lugar a repetir aquel vergonzoso "pasar página" de Aznar. Incluso el Rey, hubo de beber su copa hasta los posos; Rajoy -o la secretaria del PP Cospedal- sostener que la ley es igual para todos.
Faltan los jueces, y la lejía o el disolvente que acabe con esta corrosión imparable de la estructura del estado y del armazón moral de la sociedad.
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