En lo que parece un acercamiento histórico entre Estados Unidos y la isla de Cuba con el intercambio de legaciones diplomáticas tras 50 años, hay más.
Los Castro son dos supervivientes que ocupan sus cargos desde hace medio siglo -se dice pronto-. Los hermanos Castro saben, como sobrevivientes, que han caído de forma precipitada en una encrucijada y solo les queda una salida.
La alternativa seguir como si tal ya no será posible en breve, cuando Venezuela no pueda suministrar combustible gratis a los jerifaltes cubanos para que éstos sigan en sus poltronas mientras sufre el ciudadano de la calle lo indecible. Es así de sencillo. El petróleo venezolano no da para pagar la deuda de Madura y el futuro de éste debe de resultar con pocas esperanzas para los mandatarios cubanos.
La otra opción consiste en cambiar de caballo, y continuar como si tal cosa: una opinión pública "volcada" en la defensa del dictador y su heredero mientras se acercan a los Estados Unidos, al gran enemigo, al diablo.
Los Castro abandonan a Maduro y se lanzan en brazos de Obama. Se llama sobrevivir.
Por otro lado caminan los cubanos ¿qué opinan? ¿qué opinan los disidentes? ¿qué opinan los demócratas? Por ahora, solo silencio.
Quizá la opinión del ciudadano cubano esté en la reserva, a la espera de que llegue la verdadera revolución y los Castro, junto con toda su camarilla, sean juzgados como dictadores por todos sus crímenes.
¿Y Maduro? ¿Y Venezuela? Maduro, como Chávez, fueron utilizados por los dictadores cubanos para mantener sus privilegios y poltronas. Ahora Nicolás Maduro debido a su inmensa deuda es más una carga que una ayuda. Y los Castro así lo interpretan.
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