21.1.15

Todo el PSOE a una carta: Susana Díaz

Mientras observamos con interés cómo se convocan elecciones para la Junta de Andalucía, lo que está en juego en realidad es la supervivencia a corto plazo del Partido Socialista Obrero Español como opción real de Gobierno para España y para la mayoría de las comunidades autónomas.

La Junta de Andalucía con todos sus problemas derivados de la crisis económica así como los derivados de la corrupción galopante en todas sus instancias, es la única tabla de salvación temporal para el socialismo español. Al menos para evitar ser engullido por la ola Podemos.

Vemos cómo el PSOE se desangra en cada federación y esta sangría no parece tener fin. El actual secretario general Pedro Sánchez no ha sido capaz de remontar el vuelo en las encuestas. Solo queda Susana Díaz. Hablamos de salvar a todo el partido socialista para toda España.

Vemos cómo en Cataluña el partido socialista no existe y solo quedan restos del partido ganador de elecciones que fue. Errores propios y otros errores forzados han convertido al PSC en una sombra errante. En Madrid, la gestión de Tomás Gómez y sus pésimos resultados elección tras elección no auguran ningún futuro ni a Gómez como candidato ni al partido socialista en Madrid.

Sobre socialistas catalanes y madrileños -y así por toda España- se cierne, además, la sombra de Podemos, el partido de Pablo Iglesias a quien todas las encuestas dan como el preferido de los votantes, e incluso como partido más votado en unas elecciones generales. Por delante del Partido Socialista. 

En Extremadura, Murcia o Castilla la Mancha, el partido socialista sigue sin remontar; no solo no recupera, sino que el empuje de Podemos convierte a los otrora barones territoriales en comparsas incapaces de ganar a candidaturas noveles como Podemos. Ni líderes ni votantes para el partido.

Ni líderes ni votantes en Aragón, La Rioja, Cantabria, o Galicia, e incluso Asturias; el poder socialista se diluye como un azucarillo y desaparece. El Partido Socialista Obrero Español se queda sin cabezas visibles y sin poder. Solo queda Susana Díaz y la Junta de Andalucía.

Por un lado, el PSC va por libre en Cataluña y eso repercute en todo el resto de España. Los líderes regionales, Madrid, Valencia, las dos Castillas o Galicia son completos desconocidos o se han quedado sin tirón. Son una carga, no tienen atractivo.

Canarias o Baleares, el país vasco o Navarra solo presentan líderes de tercera fila inmersos en batallas locales para conservar su parcela de poder en el partido, porque Podemos amenaza todas las estructuras de poder: desde autonomías a ayuntamientos y diputaciones. Solo queda Susana Díaz para gestionar todo el Partido Socialista Obrero Español.

Y solo queda Susana Díaz porque la herencia recibida por parte de Pedro Sánchez le ha hecho imposible al actual secretario general parar la sangría. 

Quienes han visto el órdago han sido los barones socialistas. Y han movido rápido el bisturí. Zapatero y José Bono, el ex ministro, se han entrevistado con los líderes de Podemos a espaldas de su Secretario General. Felipe González, no le niega apoyo, pero se vuelca con la líder andaluza. Alfonso Guerra, otro activo histórico, se ha jubilado de Madrid, y regresa a Sevilla. Todos  ellos barruntan las tormentosas aguas que aguardan al Partido Socialista y todos ellos ven solo una solución:  Susana Díaz, nadie apuesta por Pedro Sánchez.

La líder andaluza deberá adelantar las elecciones con la esperanza de conseguir un resultado que permita una geometría variable para gobernar la Junta. Se necesitan 55 diputados para la mayoría absoluta. Los socialistas confían en la victoria y en poder echar mano de los votos de Izquierda Unida o de Podemos (nunca de los dos al mismo tiempo) para construir mayorías y gestionar el gobierno. 

Esa "geometría variable" permitirá parar a Podemos y arrinconar a Izquierda Unida. Un hipotético resultado, 40 diputados socialistas, 16 Podemos y 16 Izquierda Unida, aunque remoto, sería la tabla de salvación del socialismo.

Cualquier resultado en el que el PSOE andaluz dependa de los votos conjuntos de Izquierda Unida y Podemos para gestionar el gobierno, convertirá la Junta en una jaula de grillos de imposible gobernanza. 

A la dificultad del "tripartito" andaluz habría que añadir la entrada en juzgados y llegada a juicio de todos los casos de corrupción que ahora están bajo la lupa de jueces de instrucción. 

Toda esta corrupción sería arma arrojadiza útil para atacar a los socialistas -desde dentro del gobierno andaluz en el "tripartito"- y ello convertiría la presidencia en un potro de torturas. Susana Díaz no está dispuesta a asumir esa responsabilidad. Y los barones han optado por proteger a la líder andaluza para que, en solo unos meses, asuma la dirección del Partido Socialista Obrero Español.

En estos dos casos Susana Díaz abandonaría la Junta, para saltar a la política nacional como única forma de salvar al PSOE de un declive histórico que podría incluso llevar a la desaparición del partido como alternativa de poder en el gobierno de España.




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