10.11.06

Parabloga del "No la hagas, y no la temas"

Hay momentos en una conversación en que uno se queda en silencio, como congelado, sin saber qué hacer, ni qué decir.

Los periodistas vamos preparados para esto, y siempre llevamos una libreta a mano, bien para buscar una pregunta que habíamos escrito, o para simular que buscas una pregunta y así ganar unos segundos pasando hojas adelante y atrás, a fin de recuperarte y llevar el hilo de la conversación.

Sucedió con Ch. Blair en el Hôtel de Ville de Paris, en el ayuntamiento parisino, vamos; había acudido la futura primera dama del Reino Unido junto con otras primeras damas europeas para realizar tareas propias de primera dama: pedir ayuda para los pobres del tercer mundo. En el momento en que me quedé sin habla, acababa de recibir su respuesta sobre los terroristas del IRA: "hay gente que se merece exactamente lo mismo que hicieron". Y se quedó tan tranquila.

La señora Blair había recibido un bombardeo humano de imágenes muy duras, no eran imágenes habituales del tipo cómo se vive en África... eran imágenes del tipo: cómo se sufre, quién sufre, cómo se muere, quién muere en África y, quizá todavía bajo la impresión de las mismas, no dudó en aplicar el mismo rasero en Europa para quienes buscan deliberadamente hacer daño e incluso matar a un semejante. "They deserve for themselves exactly what they did to others" y lo dijo lentamente, sin cambiar de tono, y como punto final de la frase, cerró los labios y apretó sus finas mandídulas.

Estos días el dictador Saddam Hussein ha probado de su propia medicina. Ni el Tribunal que le juzga, ni el Gobierno de Irak, ni las Naciones Unidas han movido una coma de las leyes por las que examinan su comportamiento. Y el Tribunal le ha sentenciado a muerte por el asesinato de 184 iraquíes. Aún queda el juicio por las grandes matanzas, en las que Saddam Hussein decretaba penas de muerte a decenas, a centenas e incluso a millares.

Hay momentos en que escucho la voz de los tribunales y recuerdo las palabras de la esposa del que luego sería premier británico: "Hay gente que se merece exactamente lo mismo que hicieron". Y pienso que ningún dictador debe olvidar nunca estas palabras.

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