14.6.11

"Las arcas de Gadafi están vacías"

El régimen libio disponía solamente de 500 millones de dólares en febrero, según Farhat Bengdara, ex director del Banco Central de Libia, que ha abandonado a Gadafi. Unas 155 toneladas de oro duermen todavía en poder del dictador libio.

El dinero es el nervio de la guerra. ¿Anda corto Gadafi de dinero? Según estimaciones del alto funcionario, solo le quedarían unos 500 millones de dólares -unos 346 millones de euros- en febrero para financiar su guerra contra el Consejo Nacional de Resistencia y la OTAN.

Estos son los datos hechos públicos por un alto cuadro del régimen, Farhat Bengdara, ex director del Banco Central de Libia, quien ha huído de las filas del dictador.

"Ya no queda casi nada, ni siquiera combustible para sus vechículos. Es una cuestión de semanas" el plazo que queda para que el régimen se derrumbe. Así lo ha declarado a la agencia de información económica Bloomberg. Aún quedan en todo caso unas 155 toneladas de oro, según reconoce. En cifras del Fondo Monetario Internacional serían exactamente 143,8 toneladas de oro en forma de lingotes.

Esta fortuna en oro, de una valor aproximado a unos 4.600 millones de euros, puede emplearse muy difícilmente en Libia para comprar municiones, carburante o siquiera para contratar obreros o pagar al ejército.

Una de las opciones es trasladar estas reservas fuera del país a través de la frontera sur, muy porosa, hacia el Sudán y el Chad. El paso siguiente consistiría en transferir las sumas a países amigos a través de las filiales nigerianas y chadianas del Lybian Foreign Bank, el instrumento financiero de Gadafi en el continente africano.

150.000 millones de dólares en el extranjero

El grueso de la fortuna acumulada con la venta de petróleo libio está colocado fuera de las fronteras de Libia -unos 150.000 millones de dólares, es decir, 107.000 millones de euros- que en este momento se encuentran fuera del alcance de Gadafi. Peor aún, incluso, para el líder supremo: el dinero que se había invertido en el exterior, ha comenzado a devolverse a los rebeldes que necesitan desesperadamente ayuda financiera.

Francia anunció la pasada semana, que entregaría 290 millones de euros procedentes de los fondos libios congelados al Consejo Nacional de Resistencia. Italia ha prometido, por su parte, 400 millones de euros, procedentes del mismo origen.

Sean cuales sean los millones o miles de millones a disposicióbn de Gadafi, la OTAN considera, quizá con optimismo, que su caída es más una cuestión de semanas que de meses.

Coda.
Sin dinero, no hay guerra. Los estrategas militares de cualquier ejército, lo mismo que los políticos comparten esta afirmación. Y el dinero tiene que estar disponible. Y el vendedor, de armas, combustible, alimentos o pertrechos, dispuesto a desafiar el embargo al que se somenten los contendientes. En este caso, el dinero no está disponible. Y sin dinero en efectivo, nada funciona. Tampoco la guerra.

Consecuencia: el endurecimiento de la represión en Siria está ligado a la situación de Gadafi en Libia. Mientras la OTAN combate en Libia no abrirá un nuevo frente; y los políticos europeos no correrán riesgos con el mundo árabe.

Por tanto, veremos cómo Siria aumenta la represión con brutalidades cada vez mayores para someter a sus ciudadanos que no cesan de acudir a las manifestaciones.

Veremos, también, permanentes apelaciones al dictador sirio el Asad para que cese en su comportamiento brutal hacia su propia población. Solo cuando la Unión Europa, Estados Unidos, al ONU y la Liga Árabe exijan al dictador sirio el fin de sus atrocidades podríamos entrever una mayor presión política, financiera, y de opinión pública sobre Hafed el Asad. Entretanto, el dictador sirio mira hacia Libia, y también cuenta los plazos por semanas, antes que por meses.

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