26.1.13

No hubo fuegos artificiales


Hace unos meses nos preguntábamos ¿Dónde, cuándo se joderá el Perú?

La retórica pregunta se la formuló a sí mismo Zabalita, en Conversaciones en la Catedral, de Mario Vargas Llosa. Con precisión, la pregunta sería ¿cuándo se 'jodió' su Perú?

Al hilo de esta cuestión resumíamos las ideas básicas de los columnistas de referencia de un periódico catalán, La Vanguardia, anotando dónde consideraba cada uno de ellos que "se jodió el Perú" dónde terminó el sueño y abrieron los ojos a una realidad empeorada.

Este jueves el Parlament avanzó un grado en su  vía  hacia la independencia con una declaración votada  que reconocía "carácter de sujeto político y jurídico soberano" a Cataluña.

¿Qué sucedió después de tan solemne declaración  que vendrá seguida de gestos menores en el camino hacia la independencia? Al terminar tan solemne acto, no hubo fuegos de artificio. Terminada la votación y la sesión en una salva de aplausos, cada uno de los participantes, tanto grupos como portavoces y líderes, se retiraron.

A la entrada del Parlament, tampoco hubo una muchedumbre para dar calor popular a tan solemne acto. Al contrario, cuentas las crónicas que hubo más policías manifestándose por su pérdida de salario, que manifestantes a favor o en contra. Al público, a los catalanes, el momento histórico, ni fú, ni fa, a tenor de los pocos centenares que en total se apostaron a la entrada del Parlament.

No hubo fuegos artificiales, decíamos, al contrario; los grupos se retiraron en silencio tras la salva de aplausos.  Parecía que no tenían nada que celebrar.

En cuanto a la fuerza mayoritaria, CiU, había vivido la jornada anterior un cruce de acusaciones muy graves entre la C de Convergencia, y la U de Uniò. 

Hasta tal punto cruzaron agrias acusaciones (ineptos captando votos los unos, y corruptos los otros) que el líder de Uniò intervino para afirmar que no se rompería la coalición gobernante que, un poco a remolque, había cerrado filas en torno a la postura de UDC de seguir la estela de Convergencia. Durante la sesión, al coalición mantuvo las formas y todos votaron al unísono.

En cuanto al segundo partido artífice de la declaración, ERC, que al mismo tiempo, por curiosidades del reglamento de la Cámara actúa como primer partido de la oposición, quedó menguada al no poder añadir votos ni socialistas ni 'cupaires' - el grupo asambleario de tres diputados- que exigía más ambición en el enunciado de la declaración. ERC logró su propósito, pero sin añadir ningún apoyo nuevo.

Joan Herrera de ICV-EUiA también sumó los votos de sus  diputados a la propuesta por la independencia, justificando su apoyo "por agotamiento" de la relación entre Cataluña y el resto de España.

Quienes salieron peor parados fueron los socialistas del PSC. Poco a celebrar, también. Por un lado, a pesar de las largas reuniones en la víspera y en las horas previas a la votación, no consiguieron los jefes de filas un compromiso de voto unitario en sus filas opuesto a la declaración. Y en la votación, 5 de sus diputados votaron contra la línea oficial. Como consecuencia, el PSC anuncio un expediente sancionador contra los 5 diputados díscolos.

Las heridas son profundas entre los socialistas. Tan graves quizá como el cruce de navajas entre la C y la U de CiU. 

Además de la brecha interna en el PSC, los socialistas catalanes dejaron al PSOE sin argumentos en su línea de sostener una vía federal para resolver el conflicto por la independencia planteado por CiU y ERC.

El pequeño grupo independentista radical, 3 diputados, ganó notoriedad, y consiguió avanzar posiciones cara al público respecto de sus ambiciones asamblearias y en favor de la independencia por la vía rápida. 

Quienes se opusieron, PPc y C's, salieron con desigual suerte. El PP planteó una doble vía para cerrar el debate. Por un lado, la legalidad: el debate era una pérdida de tiempo. Por otro, ofrecía negociar un nuevo Pacto Fiscal con el resto de España. Nada que celebrar, pues ni lo uno, ni lo otro. Y además, el posible pacto fiscal está descartado por parte del propio Govern.

Por su parte, el grupo C's, que triplicaron su representación en las pasadas elecciones, ahora son 9 diputados con grupo propio, fue aplaudido en Madrid, y silenciado en Cataluña. Su oposición fue rotunda y clara; además, desde "la izquierda" como reiteraba su líder, Rivera, clavando su mirada en ICV y el PSC.

En total, 85 votos a favor; 41, en contra; y dos abstenciones. Y no sólo sin fuegos artificiales. Las tensiones que saltaron en las horas y días previos a la votación entre CiU, por un lado, el PSC, por otro, incluso ICV transformarán la política catalana en una caja de sorpresas en las próximas semanas.

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