13.1.13

Un millón para Rubalcaba y el PSOE


Rubalcaba ha pedido un millón de nuevos militantes para relanzar el partido socialista hacia una nueva época.

Un millón es una cifra mágica, redonda, cumbre, cimera. Para quienes conocieron la televisión en blanco y negro, recordarán "Un millón para el mejor" un programa de 1969 de gran éxito que repartía un millón como premio máximo.

Fue tan popular, que el título agarró entre el público. Y su primer presentador, Matías Prat, pasó de la radio a la televisión y a la cresta de la fama pública, de la que el público ya no le descabalgó.

A la fama saltaron también otros personajes de la época gracias al programa "Un millón para el mejor" (una fortuna entonces), desde un cantante ye-ye, un alcalde con gancho popular (de Bélmez) una madre que pedía ayuda para su hija que padecía una enfermedad rara, y otros muchos.

Un millón fue también una cifra mágica en aquellos años de penuria por toda la piel de toro. "Un kilo" un millón, es lo que pedía Manuel Benítez el Cordobés, por torear. Como no le pagaron el millón, durante un año recorrió las plazas de segunda y tercera categoría. 

Fue la primera huelga del empleado contra el "señorito" en pleno fanquismo, además, y al final se impuso la tenacidad del torero "El Cordobés." 

El torero aceptó el reto de desafiar a los poderosos y para no perder el favor del público, aceptó torear en cualquier plaza. Fueron tantos los contratos, que Manuel Benítez debió comprar una avioneta para  sus desplazamientos por toda España; incluso obtuvo el carné de piloto. Una hazaña que rompió límites en la imaginación de todos los españoles y españolas de la época. 

Volvamos a Rubalcaba y al Partido Socialista. Un millón de personas. Ese es el número de ciudadanos que quiere implicar en su proyecto el PSOE. Con esta cifra, Rubalcaba afirma que estaría legitimado el futuro proyecto político.

En los ochenta y noventa, volviendo al peso del millón en el imaginario colectivo, la cifra adquiría proporciones mágicas "mi primer millón." Por entonces, con salarios de 30.000 pesetas mensuales en los primeros ochenta, sumar un millón en ahorro para invertir en el futuro, era el salto de clase baja a clase media, con posibilidad de seguir en el ascensor social.

En los noventa, el millón cedió toda la magia. Llegó "el Pellón" que eran mil millones: hablamos de la organización de la Expo de Sevilla en 1992 y la construcción del AVE. Jacinto Pellón era el nombre del gestor máximo, y de ahí surgió el Pellón, no tuvo mucho recorrido, pues pronto quedó superado. En aquella Sevilla que se desperazaba hacia el siglo XXI comenzaron a sonar proyectos y presupuestos que hacían pequeña la Torre del Oro: Veinte mil, treinta mil millones, 50.000 millones de pesetas para construir una vía férrea. Otros tantos para la Expo, con sus pabellones, barcos y palacios... El pellón arrasó, empero, pronto quedó superado.

Una década después estábamos ya en el euro, y con la nueva moneda, las magnitudes resultaron abiertamente inabarcables para los ciudadanos. En economía, existen cantidades reales: lo que un camarero gana al mes -el falso mil eurista-, lo que cuesta un coche, un piso, o el contrato de una estrella de fútbol, y mejor si está fraccionado: gana tanto a la semana, al mes, al día, a la hora, o por minuto.

En economía existen magnitudes que superan la imaginación del común de los mortales. 1.000 millones, 15.000 millones o 25.000 millones de euros, son cantidades ajenas a la imaginación del  hombre de la calle. El presupuesto de un ministerio, una alcaldía, o el precio de un avión de combate. 

Son cantidades que no se pueden contar en "jornales" por semana, día u hora; no se pueden comparar con pisos, o con coches: el presupuesto del Ayuntamiento de Madrid supera el valor de todos los coches de la ciudad de Madrid ¿quién entiende esta magnitud?

Hay que decir que todos esos miles y miles de millones de euros. 200 o 300 o 400 MIL MILLONES, por paradójico que parezca, están soportados y avalados por las espaldas de los ciudadanos.

Volviendo al ejército del millón de socialistas poniendo ideas, estamos, sin duda, ante la magia de la cifra, el millón, capaz de borrar el pasado -Zapatero- y dibujar un nuevo horizonte.

Vuelva lector al recorrido que hemos realizado por los personajes de la historia del millón: desde el torero que no da un paseíllo sino le ponen 1.000 billetes de 1.000 pesetas delante (el obispo San Isidoro de Sevilla era la esfinge del billete verde de entonces.) "De mi infancia y juventud, sólo tengo hambre como recuerdo" decía el multimillonario matador de toros a quien quería escucharle.

Vayamos tras los concursantes del programa de tve "Un millón para el mejor" a poder en su más variopinta -friki- extensión. Y sigamos hasta los años setenta y ochenta, cuando el millón era eso, un millón. 

En los ochenta quedó atrás la caspa, y llegaron los problemas con Hacienda, por contar mal en miles de pesetas: desde Lola Flores hasta Agustín García Calvo (precursores del crowdfunding a su modo: Lola Flores cuando pidió una peseta a cada español, y García Calvo, que fue quien efectivamente recaudó el importe de su deuda con Hacienda gracias a una colecta pública, o mejor, universal entre todos los españoles.)

Porque esos personajes que poblaron el imaginario colectivo de aquellos años, incluyendo la quinta de Rubalcaba, todos ellos tendrán opción de volver a soñar con el nuevo socialismo "del millón."

De Jesús Gil, otro personaje estrambótico, sabemos cómo amasó su primer millón; y Mario Conde; y otros tantos españoles, antes, como José Manuel Lara, el creador de la editorial Planeta. O José María Gironella, autor de Los cipreses creen en Dios, el primer español que pudo vivir de la literatura con su millón. La magia del millón.

Ese millón del imaginario colectivo volverá a ocupar la actualidad en las próximas semanas y meses. Y en esas colmenas y  enjambres de nuevos socialistas, encontrará usted, si lo busca, su primer millón si sabe acertar con el personaje requerido.

Recuerde. Estamos en tiempo de mudanza y pronto será temporada de nuevo horizonte. El Partido Socialista correrá un tupido velo sobre su pasado -pobre Zapatero, tan joven aún y tan muerto en vida-. Y sobre el fondo de ese tupido velo, ofrecerá un horizonte nuevo, en el que algunos alcanzarán el sueño deseado: el millón para el mejor.

Un millón, un sueño, en todos los campos, con inclusión de las superficies cibernéticas. Habrá millonarios del Twitter, del Face y del LinkedIn y lo serán por haber acertado la pregunta del millón; haber encontrado la ocasión de exigir el millón como El Cordobés, Manuel Benítez; o haber encontrado, finalmente, el filón de una mina de oro particular, como Jesús Gil o Mario Conde. Renueve su Ipad o su Iphone, no le tema al teléfono inteligente: llega una nueva época.

Aquí va mi propuesta para el nuevo socialismo: "El que la hace la paga: ojo por ojo y diente por diente."

Argumentación: el ojo por ojo y diente por diente, es la primera ley igualitaria, y por tanto socialista, de la historia. La ley del Talión aparece en el Éxodo, el Levítico y el Deuteronomio, los primeros libros del Antiguo Testamento. Aparece también en el código de Hammurabi, datado en el 1760 antes de la era actual.

Historia: La ley del Talión es el primer principio documentado de justicia retributiva: tanto mal haces, tanto pagas. 

La ley del Talión igualó al pobre frente al poderoso: ojo por ojo, y diente por diento; y además, revelado por Yavéh, una ley caída del cielo como maná legal que pondría coto a los abusos de los poderosos frente al débil.

La ley del Talión además de igualar al pobre y al poderoso en los tribunales, ponía fin a la venganza como fórmula para resarcirse. Tomarse la justicia por su propia mano pasó a ser un delito, no solo ante los tribunales de justicia; también ante los tribunales eclesiásticos, que son palabras mayores.

Por tanto, ahí va mi propuesta para el siglo XXI y el Partido Socialista, que se resume en dos proverbios de León: "Si la haces, la pagas." Y el segundo "No la hagas, y no la temas."

No comments: