La Organización Mundial del Comercio el 25 de noviembre respaldó a la Unión Europea (UE) sobre la caza de focas en una enconada disputa con Noruega y Canadá.
La reclamación de la UE "cumple los objetivos de ampliar la preocupación moral del público en la protección de los animales hasta un cierto punto."
Canadá apelará la decisión, y los críticos advirtieron que extender "razones morales" para justificar la prohibición de la UE podría aplicarse a cualquier tipo de producto."
Para Canadá, la actividad es humana, sostenible y regulada de forma correcta. Para los canadienses, las opiniones contrarias parten de mitos y desinformación. Y además, las conclusiones de la OMT deben ser motivo de preocupación en los países miembros.
Para la UE las pruebas sobre los métodos empleados para sacrificar focas son crueles: por ejemplo, utilizar un bastón con un extremo de metal para aturdir a los animales.
La Unión Europea insistió en que el público europeo estaba totalmente a favor.
Canadá y Noruega cazan cientos de miles de focas al año, y sostienen que la caza es un método antiquísimo que permite a las comunidades del Atlántico Norte ganar su sustento, controlar la población pesquera y, como resultado, favorecer el medio ambiente.
Respecto de los métodos, aportaron pruebas científicas para demostrar que no son menos crueles que otros métodos ampliamente extendidos.
La prohibición de la UE no obliga a los esquimales de Canadá. Los inuit sostienen, por su parte, que la prohibición ha provocado el colapso del mercado.
Terry Audla, líder de los inuit, acusó a la Unión Europa de "absoluta falta de comprensión hacia los pueblos indígenas del ártico" y tachó la decisión de la UE de "completamente inexplicable".
Con respecto a las industrias pesqueras y de transformación que pueblan las costas canadienses, la crítica es unánime contra la UE.
Dion Atkins, industrial canadiense se hizo esta pregunta: "¿Dónde trazamos una línea entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto respecto de los productos que proceden de seres vivos?
Los grupos de defensa de los animales consideran que los métodos de caza son bárbaros, y han llevado a cabo una intensa lucha contra este tipo de caza.
La actriz Brigitte Bardot, por el contrario, afirma "la decisión de la OMC es histórica porque reconoce que el bienestar animal debe ser un motivo de preocupación moral que puede justificar determinadas restricciones."
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