17.11.13

Los filos de la palabra recortar. Madrid, fin de la huelga de basuras

Justo cuando llega el invierno, y el frío corta el aire con las primeras nevadas en Madrid y la sierra, la capital amanece con la "huelga de limpieza" desconvocada, el 16 de noviembre. 12 días sin recoger basura en Madrid.

Las partes implicadas, sindicatos y patronal, consideran que han alcanzado un buen acuerdo. Por el camino, días y días de huelga salvaje -sin servicios mínimos- y contenedores que han rebosado de basura desde hace muchos días. Daños materiales. Detenidos. Y enfado de la ciudadanía.

Las calles están intransitables. El hedor trasciende, y en algunos edificios y locales, el pestífero ambiente se hace sólido en la nariz de madrileños y visitantes.

Los corresponsales extranjeros de Alemania, Francia, Rusia, Gran Bretaña o Estados Unidos han trasladado la noticia de la huelga y las sensaciones que causa. 

El prestigio de Madrid ha quedado dañado. La alcaldesa, Botella, sale tocada. Y la marca España, que tanto trataba de recuperar el gobierno de Rajoy para superar la peste de los años de Zapatero, también ha sufrido recortes en su prestigio.

"Parece Nápoles" escribía la prensa alemana para informar de la situación.

El meollo del acuerdo para la empresa consistía en reducir costes. Las toneladas de basura habían caído de manera considerable durante la crisis -por la caída brutal del consumo- y lo mismo el trabajo de los basureros. Y los ingresos. 

En España, el remedio que se aplica desde hace décadas consiste en recortar plantillas, mandar al paro a los empleados. Y esto decidió la empresa contratista del servicio. 1.200 despidos para sobrevivir.

Los sindicatos declararon la guerra a la empresa y se lanzaron a una huelga brutal contra los recortes, sin servicios mínimos.

Tras doce días de huelga, y pese a la huida (salvaje, afirmaron algunos diarios) de Comisiones Obreras de la mesa de negociación (15 de noviembre) cuando el acuerdo estaba a punto -a las pocas horas volvieron sin dar más explicaciones, se firmó un acuerdo con importantes recortes.

El punto central del acuerdo:  Toda la plantilla tendrá que someterse a un ERTE de 45 días por año trabajado y congelación salarial hasta 2017. Otros aspectos como bajas incentivadas con indemnización o modificación de turnos de vacaciones, quedan a voluntad de la empresa. Recorte de empleo, y de sueldos.

Sindicatos minoritarios rechazan el acuerdo y afirman que la empresa se ha salido con la suya: recortes de plantilla y de salario.

Ugt y CcOo sostienen que es el mejor acuerdo posible, y someterán a votación el fin de la huelga.

El remedio resulta incomprensible para sindicatos alemanes, por ejemplo. Si comparamos cómo actúan en idéntica situación en otros países.

El remedio, por ejemplo, que aplicó Alemania en 2005 y 2006 y 2007 contra la crisis fue reducir salarios en proporción a los ingresos de las empresas. 

Si los ingresos caían un 20% en la empresa, los costes deben reducirse otro tanto. Hay mecanismos cuasi-automáticos para conseguir esto, en Alemania, y Estados Unidos.

Si los ingresos caen un 40% los costes se recortan otro tanto. Lo mismo que son automáticas las subidas cuando los beneficios se incrementan.

Este ajuste automático es inédito en España.

Es de sentido común. En algunos países. En algunos sindicatos. En España oímos: "me da igual si la empresa tiene que vender los autobuses para pagar a los conductores." Y la empresa vendió los autobuses, y luego, cuando pasó la crisis, el empresario prefirió contratar un chófer rumano, búlgaro o polaco.

5 millones de desempleados. Jóvenes que emigran. Provincias con paro que supera durante décadas el 40% de la población activa... son datos impensables en otros países, en pleno siglo XXI.

Alguien ha convencido a los españoles de que deben aceptar y tragar esta situación... sin solución. Y los españoles lo aceptan, lo creen y recortan aspiraciones, y sobre todo sus esfuerzos, para salir de esta situación, o dejar un futuro despejado para sus hijos. 

Viejos tiempos, tiempos nuevos.

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