5.6.13

El alimento del dinosaurio

Hace 115 años nació Federico García Lorca. Este aniversario del poeta asesinado en la Guerra Civil es hoy TT en twiter. 

Y el dinosaurio sigue con apetito. 

Estos mismos días, el Vaticano reconoce el martirio de 95 religiosos españoles durante la guerra civil. Se calcula en 10.000 el número de religiosos y religiosas muertos por su fe durante la guerra civil. Muchos torturados hasta extremos aberrantes. 

En la actualidad sigue habiendo una clara división entre la línea de muertos. Muertos de un bando. Muertos de otro.

Es asunto de ética y estética mencionar la sangría a uno y otro lado; hubo a miles, miles de muertos. Emparejar poeta con poeta; maestro con maestro; arquitecto con arquitecto, etc., de uno y otro bando, es más que posible, un deber. 

Se puede y se debe romper las barreras de pensamiento a que nos someteten miembros relevantes de la política, de "la casta" política. Y la guerra civil es una de esas barreras. 

Es un ejercicio sencillo: hubo una vez un país (España) que enloqueció. En pocos meses, pueblos y ciudades fueron campo de batalla de las ideas más extremistas que asolaron Europa desde 1936. 

Unos cuantos "pinochets" y "videlas" frente a otros tantos "castros y stalines." Porque en eso convirtieron España los políticos de entonces. 

Ahora, en Madrid, una sentencia obliga a demoler un monumento alzado en memoria de las Brigadas Internacionales. Está en la Universidad Complutense. Lo mandó izar el rector Carrillo (hijo de uno de los estalines de  la GC). Y lo mandó erigir sin los preceptivos permisos que toda construcción requiere en Madrid. 

Este abuso por parte del rector Carrillo utilizando además la memoria de unos muertos para "imponer" sus condiciones en un monumento, ejemplifica situarse por encima de las leyes democráticas; significa alimentar al dinosaurio: situar a alguien (vivo o muerto) por encima de la ley es alimentar a la bestia, al dinosaurio.

El rector Carrillo lo sabe bien. Y sabe bien el hijo del ex-estalinista S. Carrillo que muy pocos pedirán su dimisión por este doble abuso: un ultraje a los muertos en la guerra civil (camuflado en un momento de homenaje). Y un gesto antidemocrático (la universidad se saltó las leyes) más que un error administrativo.

Siembran, y nacen, otra vez, malas hierbas, venenosas. El rector y su monumento. Tuiter y su tendencia. Malas hierbas que despiertan ira y rencor en la ciudadanía.

"El dinosaurio" se nutre de ira y rencor feliz en su soledad. 

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