25.6.13

To Wert or Not To Wert

Gran polémica la del ministro de Educación Wert en cuanto a elevar el nivel de exigencia académica para obtener una beca. Las becas soportan un componente político, y muy poco peso económico. Seis millones de parados reclaman menos política, y más soluciones prácticas, puestos de trabajo. 

Una beca es un préstamo que hace la sociedad a un ciudadano. El beneficiario de la beca debe devolver el préstamo -con intereses- a lo largo de su vida profesional. Se espera que ese beneficiario sea un día capaz de producir por encima de la media como titulado universitario, para devolver, de este modo, aquél préstamo recibido en su vida de estudiante.

De ello hablaban a las siete de la mañana en el bar un peón de albañil y el camarero, con una copa de cazalla, tras café, con porras como desayuno.

El camarero se preguntaba ¿"Debo pagar impuestos para que un universitario reciba una beca, haga el vago, vaya de botellón y termine de funcionario? En la tele daban un noticiario subvencionado a esas horas, en el que unos políticos pedían muchas becas, y buenas, para muchos...

El peón asentía ante la "copacazalla" insistiendo: "pago impuestos, trabajo de sol a sol en el andamio, y veo a los universitarios vaguear en los prados. ¿Por qué debo pagar impuestos para dar esas becas por un aprobado raspado? Prefiero que el dinero de las becas vaya para investigación y desarrollo...

(...Un cliente, el cuarto de la mañana, se apuntó al debate ) "de lo contrario" dijo el cliente, "el becario de aprobado justito terminará haciendo un máster -con beca- para seguir luego como investigador con beca, y años, y años..." y se concluyó a sí mismo: "No es justo."

Dije, terciando y para apaciguar (que una vez al mes desayuno café solo, con porra y cazalla con los currelas del bar) ¿no estáis exagerando? 

Y me respondió el cliente "Sí, exagero, pero muy poquito."

Y aquí se arranca el camarero: "Hoy me he levantado a las seis, y aquí estoy, poniendo dos cafés. Y soy un privilegiado", dijo, treinta años madrugón, en una cafetería junto a un mercado de Madrid. 

Se anima el peón: "me llaman para obras, mudanzas, manejar toros en carga y descarga" con voz dolida remata: "y trabajo como una bestia..." 

"Ahí está" dijo el cliente: "Ni el camarero ni el peón reciben su salario a cambio de un aprobado por los pelos" al contrario". Cada vez deben hacer mejor su trabajo, porque los clientes se vuelven más exigentes." 

Y tiene toda la razón... y así llevan treinta años el camarero, y diez el peón. También hay que oir su voz. Sus impuestos son importantes.

¿Podemos exigir un poco más a nuestros estudiantes? Seis millones de parados ¿no son un aguijonazo suficiente? 

No comments: