23.5.12

Hollande, François, y Rajoy, Mariano, en el Palacio Elíseo.


Tirón de orejas de Rajoy a Hollande

Observar los gestos de los gobernantes, especialmente de los presidentes y de aquellos mandatarios con poder ejecutivo revela verdades profundas; estas revelaciones son a veces forzadas, y se producen de manera espontánea. Otras, son acciones improvisadas que responden al subconsciente de quien las realiza; revelan, también, matices profundos de la personalidad de los líderes.

Esta mañana se ha producido un hecho relevante, y no ha salido en las agencias de noticias, ni en prensa, radio o televisión. Sin embargo, todos los medios han cubierto la noticia con gran despliegue de fotógrafos, camarógrafos, corresponsales y enviados especiales.

Con personal más veterano cubriendo la noticia, no se habría escapado el detalle; aunque, quién sabe, a lo mejor en los informativos de la noche o de madrugada se habla de ello.

No en vano, uno de los esqueches humorísticos en Francia describía exactamente la situación, y se refería a ella como una mala costumbre de los gabinetes de prensa para hablar sin decir nada; pero nos referimos a Coluche, en los años ochenta, de Mitterrand, un universo muy lejano para la mayoría de los lectores de hoy, incluso para los periodistas.

Se trata del primer apretón de manos, sin fotógrafos, puesto que se han quedado fuera de ángulo, tapados por el vehículo, les ha pillado fuera de cacho. Aunque las cámaras han grabado el momento y algunas lo han emitido -sin comentar, en segundo plano.- 

Monsieur François Hollande, presidente de la república, no es que haya descendido "deux marches" (como decía el squetch coluchiano) sino que se ha acercado hasta casi abrir la puerta del coche para dar la mano al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy. Algo verdaderamente insólito para los observadores de los "detalles" de los nuevos inquilinos del Elíseo.

"Le serrement des mains a eté long et chaleureux..." comentaba Coluche con su corrosiva vis cómica... El apretón de manos volvió a producirse en lo alto de las escaleras para que los fotógrafos puediran "captar" la foto oficial.

No sabemos si ha sido un acto protocolario estudiado o un movimiento improvisado por parte del presidente nuevo de la República.

Además, el presidente galo recibió en la rueda de prensa conjunta una colleja sin diplomacia alguna por parte de Rajoy cuando éste recordó al presidente de "l'Héxagone" que la situación de la banca española no se puede poner en duda alegremente.

Hollande, el "hombre normal" como le calificó Sarkozy, el recién salido presidente, no sabe lo mucho que necesita a Rajoy en el difícil equilibrio de los poderosos de Europa. 

Aunque los seis millones de parados, la crisis, y los recortes hagan de España una nación con poco peso en el panorama internacional, no deja de ser uno de los grandes en el concierto europeo. 

Y la propuesta de Hollande, François, de acudir a unos nuevos "planes Ñ" (aquellos planes zapateriles de endeudarse hasta las cejas para reparar aceras y construir polideportivos en pueblos sin niños) o planes de crecimiento, necesita del apoyo incondicional de Mariano Rajoy.

Que esto es algo que deberán explicar con mucho detalle: qué y cómo se hacen los "planes de crecimiento" ahora tan en boca de todos y todas. Y hasta hace solo seis meses de gobierno zapateril con Rubalcaba de vicepresidente parecían no existir.

Pero volviendo a los gestos, dos, de Hollande, la colleja pública y acercarse hasta la misma puerta del coche cuando este se detenía ante la escalera del Elíseo seguro que no han pasado inadvertidos a los observadores y colegas galos. Y traerá consecuencias: Hollande pierde la dignidad ante... el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy. 

Seguiremos informando desde el campanario principal del Elíseo.

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