Hasta ahora, son millones los españoles que afrontan con temor el futuro. En los últimos meses, y sobre todo en las pasadas semanas, otros españoles se ven afectados: los ricos y los poderosos por el mismo mal.
En efecto, están llenos de zozobra y temor por algún riesgo o amenaza. Que es así como define la Academia la frase coloquial "están que no les llega la camisa al cuerpo".
Está la clase política que no le llega la camisa al cuerpo. Desde el humilde concejal de pequeña ciudad que pilla cacho, hasta la más alta instancia del estado, un escalofrío en algún momento de la jornada, (y cada noche, quizá) recorre su cuerpo; y en más de una ocasión, podemos afirmar que pierden la vista en el horizonte, sin llegar a ver el final de "sus" problemas.
Porque la clase política, los que mandan, los que "cortan el bacalao" han entrado en tela de juicio. La casta en general, sin distinción de partidos, obediencias, servidumbres, jerarquías o instancias. En la Casa Real hay un boquete por el que entran fríos vientos. Y esta vez ese agujero no se cerrará de tapadillo.
Tampoco resolverán a cencerros tapados, si el 'primer español' no puede recurrir al tapadillo, sus problemas en los múltiples y diversos cortijos en que anda cuarteado y administrado (sangrado) el viejo país.
Si cae el yerno, y todo parece indicar que purgará tanto por sus muchos desmanes (acaso con SAR incluida) como por sus muchos enemigos, que no cejan en su empeño (así se queden ellos tuertos). Si cae el yerno, decíamos, torres muy altas caerán desmoronadas.
Con los casos abiertos, y por abrir, no quedará poder del estado sin sentir la purga. Cataluña, Valencia, Murcia, Andalucía, por citar el frente mediterráneo, sufrirán un correctivo, que ni las doce campanas de Navarra. Las cúpulas de socialistas del PSC; las de Convergencia, y las de Uniò están atrapadas con casos clamorosos de corrupción. Uno de los partidos tiene su sede embargada, por poner un ejemplo.
Valencia y Murcia, y especialmente la primera, están sometidas a una purga que no termina de cortar por lo sano: y cuando el bisturí entre en sangre azul, entonces se exigirá idéntico trato en aquellos lares. Tanto por la ruina de Cajas y Bancos como por la desconsideración de regalar dinero, sí, regalar, dar a cambio de nada, al yerno, y a otros muchos. La ruina no solo es responsabilidad de la ingenuidad del pueblo que ha firmado hipotecas imposibles -y pagado en muchos casos.-
El Partido Popular gobierna en estas dos comunidades, y en Valencia han llegado a estar implicados en casos de corrupción a docenas los diputados regionales. Hemos citado Andalucía. Hasta ahora, el caso de los ERE, por ejemplo, se cierra con dos culpables, aunque se han perdido cientos de millones de euros, cientos de millones y ninguno se ha recuperado. Ninguno de los cientos de millones se ha recuperado.
Si Cataluña sufre la caída de los Pujol (al menos uno de los hijos se enfrenta a un futuro frío y oscuro) y en Valencia y Murcia suceden casos parejos ¿podrá Andalucía informar con impunidad que el dinero no es recuperable? Y este es solo un caso citado.
La clase política de las dos Castillas, Extremadura o Madrid no podrá dormir tranquila. Porque hay un listón, en Madrid, por ejemplo: se publicarán las declaraciones de bienes de los cargos públicos. Y quienes estén pillados en algún caso, aunque sea una "mijita" como dicen por el sur, deberá responder.
Ana Mato, por ejemplo, deberá ser sacrificada en la pira de la pureza política. Y con ella, caerán a docenas y no solo en el PP nacional; también en la Comunidad. Y en el Ayuntamiento. El caso Bárcenas abrirá las sentinas y hasta vaciar el pozo negro de los últimos años jueces, medios y ciudadanos deberán exigir comportaientos éticos nunca antes vistos -ni observados- en la vida política. Aquel "si no sois castos, seréis al menos cautos" del franquismo, será un sermón de hermanas de la caridad respecto de lo que se avecina.
Y así en Aragón y Navarra, todo el cantábrico hasta Galicia, las islas, Ceuta y Melilla, y hasta el último alcalde deberán demostrar uno a uno su probidad y honradez. Y quien no lo haga, "puerta, camino y viti."
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