25.2.13

Los españoles son diferentes, somos diferentes


La prueba de que Spain is different la hallamos en el día a día, semana a semana, mes a mes y año tras años, y así desde hace muchas décadas.

Por ejemplo, es diferente el comportamiento de los españoles, del norte o del sur, de los franceses o de los ingleses o de los alemanes. 

En otros países de Europa, la gente no se saluda en el ascensor; casi nunca se saludan en las viviendas de las ciudades cuando hay un edificio con varios portales, varias escaleras y varios apartamentos por planta.

A los españoles nos gusta decir hola en el ascensor, o en el patio común, y a eso lo llamamos campechanía, sentido del respeto. Sin embargo, es frecuente encontrar los pasillos o jardines que compartimos sucios: colillas o papeles pululan por las zonas comunes. ¿No sería una correcta muestra de respeto no manchar las zonas comunes? ¿Es más respetuoso acaso decir "hola" y por la espalda -eso sí, sin ser vistos- arrojar papeles o colillas al suelo? Esto es España, así en el norte como en el sur.

En los últimos días dos casos típicamente españoles han saltado a los medios por prensa, radio, televisión, y vías digitales.

Uno es el caso de Salva Ballesta. El ex jugador de fútbol internacional por España se ha quedado sin empleo como ayudante del entrenador Abel Resino, porque a los radicales del Celta de Vigo -club de primera división- no les gusta las ideas conservadoras en política del Sr. Ballesta. 

Estos radicales -subhumanos, en terminología cinéfila- gritaron en su momento: "Salva Ballesta, tiro en la testa" y "ETA, mátalo" cuando como jugador del Albacete Balompié llegó al estadio del Celta llamado Balaídos. Ni el Celta ni sus "aficionados" fueron sancionados por estos gritos, ya decíamos, subhumanos.

Salva Ballesta no ha reclamado -que sepamos- por esta discriminación. Abel Resino ha aceptado el puesto y se ha buscado otro ayudante. El presidente del Celta ha callado, y los aficionados radicales se han envalentonado. Esto es España.

También hemos visto un retazo -también negro- de un comportamiento que no se observa en otras realidades europeas, salvo en la la península ibérica, en concreto, en Cataluña. 

La actriz Candela Peña protagoniza el último ejemplo de "hispanismo" o, quizá, medievalismo. Candela Peña nació en Gavá en 1973. Empezó de niña con el ballet, y creció en el bar que regentaban sus padres en Gavà. Cuando recibió en 2013 el Goya a la mejor interpretación, subió al escenario para denunciar "mi padre falleció en un hospital sin mantas ni agua por los recortes."

La denuncia en sí, está bien si así lo considera la hija. El caso es que su padre murió en 2010 cuando aún no había recortes como consecuencia de la política del gobierno de lucha contra la crisis. Candela Peña -Pilar Peña, de nombre real, pudo haber denunciado en su momento al hospital que cobijaba enfermos sin mantas y sin agua. No lo hizo. Aguardó a la gala de los Goya para proclamar su denuncia por la muerte de su padre, y también para pedir trabajo.

Cuatro ejemplos de la realidad española. Somos hipócritas: decimos hola al cruzarnos con un vecino, pero ensuciamos las zonas comunes. No reclamamos cuando alguien pisotea nuestros derechos. Exigimos soluciones en el lugar inadecuado y en la instancia incorrecta, porque la injusticia que queremos denuncia es tan, tan grande que... exige que otros carguen con ella y la soluciones. This is Spain, my friend.

No comments: