La ley de matrimonio para todos, como se conoce en Francia a la ley que autoriza bodas entre parejas del mismo sexo, escondía en su redacción un artículo que ha provocado una auténtica tormenta en el Senado de Francia. Debido a esa modificación del proyecto de ley, todos los recién nacidos podrían llevar tanto el apellido del padre como el de la madre, pero por orden alfabético, de manera automática.
Desde marzo de 2002, un niño en Francia puede llevar el apellido del padre, de la madre, o ambos. Pero, salvo indicación contraria de los padres, el apellido paterno ocupaba el primer lugar.
Una enmienda socialista da un vuelco a la situación: los recién nacidos podrán recibir automáticamente los apellidos de los padres por orden alfabético, si no hay una declaración conjunta de los padres en contrario.
En el proyecto de ley inicial, la posibilidad se limitada sólo a los hijos adoptados. Sin embargo, la diputada socialista Corinne Narassiguin, se percató de la existencia de un vacío legal y se optó por generalizar la aplicación de la ley a todos los niños, fueran adoptados o hijos del matrimonio.
Para los diputados de la UMP se trata de un intento de cortar con la tradición, desde unos supuestos agravios de sexo. Además, los socialistas intentan eliminar la distinción padre-madre so pretexto de una desigualdad supuesta, añaden los senadores de la derecha.
Según el diputado socialista Christophe Bouillon "se trata de una revolución" originada con las divagaciones propias del redactado de las disposiciones de la ley.
Cuando los legisladores aceptan la posibilidad de que una pareja del mismo sexo adopte un niño -o niña- los legisladores se percataron del vacío legal respecto del orden de los apellidos y optaron por dar prevalencia al orden alfabético de los mismos, sin dar mayor importancia a la tradición, al papel del padre, o a cualquier distinción padre-madre.
En la etapa de elaboración de la ley, quedó decidido que este caso fuera de aplicación para todos los niños o niñas registrados con dos apellidos en el futuro: no habrá distinción padre o madre, sino que por orden alfabético se registrará al recién nacido; salvo indicación en contrario de los padres, o sea, de la pareja que inscribe al niño.
En España, el recurso al orden alfabético estaba estipulado por ley desde 2010 y era de aplicación en el caso de que los padres no se pusieran de acuerdo sobre cuál de los apellidos situar en primer lugar.
La ministra de Justicia gala, Christiane Taubira, por su parte, ha aceptado los argumentos de la derecha, y acepta que dicho artículo vuelva de nuevo al debate durante la discusión parlamentaria, tras el debate en el senado.
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