15.8.12

Fernando Llorente se marchará. Piedra en el camino, o piedra que rueda

El lunes 13 de agosto, tras un inusual anuncio previo, el presidente del Ath. de Bilbao compareció ante los medios para informar de algo cuya trascendencia está pendiente de evaluar por sus consecuencias.

Hoy, 15 de agosto, en plena Auste Nagusia o Semana Grande, se confirman las peores perspectivas con una faena sin precedentes que puede dañar de manera irreversible al Athletic Club: el entrenador Marcelo Bielsa ha anunciado, textualmente que "rompe relaciones con el presidente Josu Urrutia." No puede haber peor pesadilla al inicio de temporada.

Josu Urrutia no iba a pedir perdón por los años del "sólo vascos" en el Athletic Club. Urrutia tenía por delante informar sobre la situación de la primera de sus estrellas, el campeón del Mundo y de Europa, Fernando Llorente.

La historia del equipo vuelve a la palestra, porque el asunto Llorente hunde sus raíces en algo muy profundo, y tiene ramificaciones -Muniaín, o Javi Martínez, por ejemplo, que pueden ser más.-

"Los Leones" tienen tras de sí una negra historia que todavía se oculta bajo el tipismo vasco, pero que es más problemática: "No te preguntamos si juegas al fútbol, sino dónde nacieron tus cuatro abuelos." Que ya es tema. El tema de ahora es no menos trascendente. Más hechos.

Fermando Llorente es la gran estrella del Athletic. Sus títulos avalan su categoría. Y aunque en la Liga el rendimiento del equipo fue mediocre, en Copa llegó a la final; y en la Europa League, también llegó a la final (perdió ambas.)

Fermando Llorente, Javi Martínez, Josu Iraola, el joven Muniaín, son los nombres de la nueva hornada de jugadores con proyección internacional, que interesan de hecho a grandes clubes. Igual que Llorente.

El Athletic, Los Leones, son mucho corazón, mucho sentimiento, y la afición gusta de exhibir con gestos exagerados esos sentimientos. Josu Urrutia debía informar a los aficionados del estado de las negociaciones para la renovación de su gran estrela, el riojano Fernando Llorente.

En realidad escasos eran los hechos: solo uno. Ya no había negociación, Llorente cumpliría su contrato y, con la carta de libertad en su mano, buscaría equipo, en junio de 2013.

Ya esta temporada las especulaciones sobre el interés de los grandes clubes europeos por Fernando Llorente se reflejaron en los medios. Había interés en fichar por parte del Liverpool, del Real Madrid, del Arsenal, también de Italia. Los de San Mamés rechazaron cualquier negociación, exigieron el importe íntegro de la cláusula de rescisión: 35 millones de euros. Una cifra a la altura de un campeón. Pero en vista de la situación económica, de la fecha de fin de contrato, y de la edad del jugador, 27 años, prefirieron esperar.

Para un profesional alcanzar lo máximo en su carrera es una obligación esencial, forma parte del espíritu del deporte. El Athletic en el panorama nacional es un equipo mediano en las últimas décadas; incapaz de entrar en los cuatro primeros puestos de acceso a Champions, y equipo al que a veces le toca la pedrea de la Europa League. Solo este año avanzó en dicha competición gracias al prestigio de sus jugadores: Llorente, Martínez, Iraola, Marcos o Muniaín.

Fernando Llorente escuchó el canto de sirenas de los grandes de Europa. Como deportista no puede negarse a seguir escalando en su carrera deportiva. La Selección Española le había llevado a lo más alto: era campeón del Mundo, y vencedor de la Eurocopa.

El Athletic se había cerrado de manera cerril a esa proyección natural de un deportista. Y llegó la rutura, hecha oficial un 13 de agosto por el presidente Josu Urrutia.

Como aficionado, no podía salir de mi asombro, el corazón se quiebra; la sensación de traición solo es comparable a la traición del mejor amigo y fiel escudero, o de un amor que se rompe.

El Athletic ha cometido con Llorente la segunda mayor traición de su historia. La primera es no haber perdido perdón a todos los niños "vascos" a quienes se les denegó el derecho a soñar porque sus cuatro abuelso "no" habían nacido en el país vasco.

El segundo error ha sido el caso Llorente. Fernando Llorente como deportista que llegó a lo más alto y que lo dió todo por su equipo merecía un trato justo. El Athletic exigió fidelidad hasta el final. Y la institución de Lezama ya no encontrará reciprocidad en sus estrellas. Si no dió trato justo al "número uno" ¿qué pueden esperar los demás jugadores?

Porque señores, si ni siquiera ahora el orgulloso Yosu Urrutia es capaz de poner pie a tierra y negociar de igual a igual, la temporada comienza con el peor de los presagios: los jugadores desconfían de sus superiores, pues se ha demostrado que no han sido justos.

Los futoblistas vienen y van. La insitución, la bandera, los colores, el sentimiento permanecen, son sagrados.

"Los Leones" perderán al rey... desde las primeras jornadas. Y perderán a sus mejores caballeros a lo largo de la temporada.

Igual que a muchos niños se les quitó de la cabeza el sueño de "jugar en el Athletic" porque sus abuelos no eran de raza vasca; del mismo modo, jugadores que lo han dado todo comenzarán a ser mirados con sospecha en los ojos del aficionado. El primero será Llorente: ¿está en forma física? ¿Mete el pie? ¿Se arriesga? ¿Defiende los colores?

Y estas mismas preguntas además del aficionado para Llorente, alcanzarán también al resto de los jugadores: Iker Muniaín, de Marcos, Iraola, Javi Martínez, etc., saben que no recibirán un trato justo como no lo ha recibido el rey León, Fernando Llorente. Y sobre ellos caerán las mismas dudas.

¿Están en forma física? ¿Meten el pie? ¿Arriesgan? ¿Defienden los colores? 

Muy incierta se presenta una liga para el Athletic Club. Recordemos además el choque de trenes entre la directiva y el entrenador, Bielsa durante el verano.

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