22.8.12

Tiempos nuevos para el país vasco


La convocatoria electoral anunciada para el 21 de octubre traerá un nuevo tiempo político en el país vasco según vaticinan las encuestas. Tres años después de asumir su cargo, Patxi López se ha visto compelido a tomar esta decisión. 

En primer lugar, basado en un cálculo ganar/perder votos, ha optado por octubre. También por haber perdido el apoyo de su socio el Partido Popular de Basagoiti y la falta de empatía con los nacionalistas vascos, le han obligado a fijar la fecha adelantada.

Patxi López fue cómplice de Zapatero a la hora de negar la crisis económica y su labor en el gobierno ha sido inútil frente a las consecuencias de la crisis internacional. 

En la actualidad, y aunque mitigada por la capacidad de recaudar y gestionar sus propios impuestos, la crisis afecta a la comunidad autónoma vasca con menor intensidad que a Cataluña o la comunidad de Madrid. Pero con resultados negativos y con tendencia a empeorar.

Los números son dramáticos: el número de parados y el déficit ofrecen los peores datos desde que la CAV elabora las estadísticas. Y tanto la evolución de la producción industrial como el sector servicios, los datos siguen siendo los peores de la serie histórica y con perspectiva muy negativa. Para el próximo año se calcula una pérdida superior al 10% de la producción industrial.

En cuanto a la situación política, Patxi López ha carecido del liderazgo y del criterio suficiente como para conducir al país vasco a un escenario más civil y propio del siglo XXI y menos atado a la "construcción nacional" y la invención de un país vasco soñado. 

López vive sometido a los postulados del nacionalismo peneuvista, los cuales sigue con docilidad en temas como la 'construcción nacional' o que en la vida diaria se manifiesta en la presión para evitar que los alumnos puedan elegir el castellano como idioma de referencia en sus estudios. 

Con respecto a los extremistas del nacionalismo, los socialistas exhiben un seguidismo impropio de un partido político democrático en aspectos como el tratamiento de los elementos antidemócratas que han desarrollado su actividad con total impunidad.

Esta falta de liderazgo social y político se manifiesta en las encuestas: su partido podría perder uno de cada tres votos en las próximas elecciones y casi la tercera parte de su representación.

Patxi López abandonará el poder y dejará a su partido a merced de los radicales de Bildu o a la voluntad del PNV. No han sido capaces de abandonar el camino trazado por los nacionalistas, y mantienen el ruido de fondo del "conflicto" como elemento que define la relación de los "vascos" con el resto del estado. Y en muchos aspectos la relación del PSE con el socialismo de toda España.

Patxi López ha dejado de lado también la complicidad del nacionalismo vasco con Franco, cuando en 1937 con el Pacto de Santoña los nacionalistas se rindieron en Santoña en un episodio que llevaría de manera ineludible a la derrota de la democracia y el triunfo del fascismo en España. Y acepta los postulados nacionalistas de que los nacionalistas vascos tomaron parte en la guerra contra el fascismo.

La falta de liderazgo social de López ha significado solo un paréntesis, y no una vuelta a la normalidad democrática en las calles del país vasco. El mismo lendakari para emular los nacionalistas sabinianos y a los radicales, se ufana de formar parte de un grupo de amigos o "cuadrilla" variada en la que conviven apolíticos, con nacionalistas o batasunos "pero nadie del Partido Popular".

Vuelta pues a las urnas, cuyos resutados en plena crisis económica pueden convertir las calles de Bilbao -igual que se teme en Barcelona- en un escenario de lucha callejera anticapitalista al estilo de las ciudades de Grecia.

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