28.5.11

Actualidad. Política. Noticias DSK. Por qué nadie dijo nada

Secretarias, Intérpretes, Políticas, Intercambio de pareja, el silencio de las víctimas de DSK.

Actualidad. Política. Noticias DSK.

Por qué nadie dijo nada

Actualidad. Política Noticias DSK. Por qué nadie dijo nada
Todos sabían el pasado de Strauss Kahn pero nadie informaba de ello

Por Carl Meeus 27/05/2011. Le Figaro Traducción
Secretarias, Interpretes, Políticas, Intercambio de pareja, las víctimas de DSK


Los que sabían, no hablaban. Los que hablaban no eran escuchados. ¿Connivencia? ¿Autocensura? ¿Respeto legítimo de la privacidad y de la ley? El "caso DSK" plantea la cuestión de la omertà a la francesa.

Quince días después del anuncio de la detención de Dominique Strauss-Kahn por la policía de Nueva York, el asombro ha dado paso a la controversia.

Para la mayoría de los franceses, es una certeza: periodistas y políticos lo sabían, pero no informaban.

No podían ignorar las pulsiones de DSK, pero, como de costumbre, se negaban a hablar de ello en sus medios de comunicación, con el único propósito de proteger a DSK. La realidad es más compleja, sin embargo.

Esta voluntaria censura de la prensa no está relacionada sólo con un deseo de proteger a los poderosos. Está dictada por la necesidad de respetar la ley.
El Artículo 9 del código civil se utiliza a menudo para impedir la publicación de artículos o libros que revelan secretos íntimos: "Todo el mundo tiene derecho al respeto de su privacidad".

Sin perjuicio de la reparación del daño sufrido, los jueces pueden dictar medidas (incluso preventivas) como secuestro, embargo u otras, de una publicación, para prevenir o detener la violación de la intimidad de la vida privada de un ciudadano.

Esto es lo que hace reflexionar a un jefe de redacción o un editor  antes de poner las rotativas a imprimir.

Por lo tanto, en el caso de Dominique Strauss-Kahn, las redacciones no han querido dar el paso. Si el periodista Jean Quatremer ha publicado en su blog un artículo donde explica "el único problema con Strauss-Kahn es su relación con las mujeres". "Presiona demasiado, bordea a menudo el acoso", es porque su periódico, Libération, no quiso hacerlo antes, "en nombre de la ley sobre la protección de la intimidad", explica Laurent Joffrin, su director entonces.

Cuando Le Nouvel Observateur quiere contar la presencia de DSK en una velada especial en un club de intercambio -de parejas- de la capital en 1998, el semanario tuvo buen cuidado de no publicar el nombre.

Pero procedió por alusiones: "esta noche, hay un plus: el Ministro vendrá." Y, de repente, un Ministro en persona. (...) aparece. "Es él. Un temblor ligero conmueve a la concurrencia". Dos mujeres le acompañan, jóvenes, altas y delgadas.

"Es más alto que en la TV, ¿verdad?" Su sonrisa es casi electoral. Entra en la sala estechando la mano a algunos, la costumbre, sin duda.

Una rubia de unos cincuenta años le saluda por su nombre. Él hace ademán de reconocerla, y sin entretenerse en más  salutaciones, se dirige rápido a la habitación de la parte inferior, arrastrando detrás de él a sus dos acompañantes, y  ya bromea cálidamente con una de ellas, en el pasillo. (...)

¿Usted cree realmente que puede llegar a Presidente?" musita una de las espectadoras a su vecina. "Todo París" político y mediático sabía de inmediato de quién se trataba. El lector, puede que no lo adivinara.

Por supuesto, en los pasillos de las redacciones corrían los rumores sobre infidelidad crónica a cuenta de DSK.

Por supuesto, los periodistas que frecuentaban los servicios de policía volvían regularmente con soplos un tanto peculiares.

DSK sorprendido por una patrulla en mala posición, de noche, en un lugar frecuentado por prostitutas. Nada ilegal, incluso si es un comportamiento poco compatilbe con el que esperan los franceses de un pretendiente al Palacio del Elíseo.

¿Pero cómo verificar dicha información? ¿Cómo estar seguro que no es una manipulación política?

Oficialmente, nadie está al corriente de este tipo de historias. No puede tener una confirmación del soplo.

Hasta su arresto en Nueva York, DSK siempre sabía o podía evitar ser descubierto. Gracias a sus informadores, seguro; y también gracias a su red de amigos.

Basta con ver cómo BHL, Jean-François Kahn y otros fueron movilizados de inmediato, esa misma semana, para defenderlo, olvidando a la presunta víctima, una simple camarera de hotel.

En conjunto, los medios de comunicación franceses se niegan a repetir las noticias de los tabloides anglosajones, para quienes la vida privada puede salir en primera página.

En cuanto a las páginas interiores, incluso la prensa del "famoseo" de Francia no ha intentado investigar la vida secreta de los políticos en general, ni de DSK en particular.

Todo el mundo guarda la distancia como recordaba la  semana pasada Le Canard Enchaîné: "DSK iba detrás de todas las faldas y recorría los clubes de intercambio de parejas". ¡Pues qué novedad! Es su vida privada y no por eso se trata de un futuro violador. Para Le Canard Enchaîné "el periodismo se
detiene ante la puerta del dormitorio".

El caso de Tristane Banon debió haber encendido las alertas. Cuando esta joven escritora denunció públicamente la agresión de que víctima, según asegura, pocos medios se hicieron eco de la noticia.

La periodista relató la agresión en el programa de Thierry Ardisson en París Première, ante periodistas especializados en política; pero en el fondo, ella misma tampoco quería denunciar a DSK ¿cómo podría desactivar los previsibles ataques contra la denunciante?

También cara a cara, los equipos de DSK han sabido limpiar el camino. Gracias a sus soplones, DSK ha sabido librarse de preguntas indiscretas.

"Todo el mundo se ha quedado plantado en la idea de que no se trataba de una patología y que el comportamiento de DSK  correspondía a la imagen de Epinal sobre el político seductor", según escribe un especialista de comunicación.

Anne Sinclair, la esposa de DSK, puso fin a estos debates, respondiendo a la Express, cuando la preguntaron en 2006 si sufría por la fama de seductor de su marido: "no, al contrario estoy orgullosa!" Es importante seducir, para un
político. (...) estoy un tanto blindada contra el poder de los rumores». Un rumor del que ella no se ha librado.

¿Cómo ha podido Anne Sinclair, una periodista que ha estado en el corazón mismo de la vida político-mediática durante más de veinte años ignorar lo que se decía o escribía sobre su marido?

El año 2000 apareció el libro de dos periodistas, Vincent Giret y Véronique Le Billon, "Las vidas secretas de DSK".

Los autores reportan en un capítulo que "una noche en septiembre de 1992, Dominique Strauss-Kahn, Ministro de industria y comercio exterior y Martine Aubry, Ministra de trabajo, empleo y formación profesional, son los invitados
de honor en una recepción dada por el Embajador de Francia en Tokio". (...)

Los dos se adoran mutuamente. (...) Destilan un mismo humor descuidado, recorren sin descanso los karaokes de la capital japonesa hasta la primera luz del día y rechazan con el mismo desprecio el espíritu de seriedad de sus mayores.

Saborean la dulce despreocupación de los que saben que el futuro les pertenece. De este alocado equipo nace un rumor que saltó a todas las salas de redacción. "Martine y Domique giran en un amor perfecto..."

DSK se ubica en el linaje de los grandes hombres políticos franceses que exhiben sus conquistas femeninas como los generales sus medallas.

Después de todo, y hablando sólamente de los presidentes de la Quinta República, Valéry Giscard d'Estaing y Jacques Chirac ¿no disfrutaban también de una reputación de grandes seductores?

Bernadette Chirac lo ha explicado en su libro Conversación, publicado en 2001, acerca de su marido, que "tenía un éxito formidable". Hombre apuesto, y además encantador, muy alegre. "Por tanto, entre las mujeres causaba furor (...). Mi padre me había dicho: "Eres el punto central". Con  los años, esto quedó confirmado. Mi marido ha regresado siempre al punto central.»

¿Y François Mitterrand? Este hombre coleccionaba conquistas y logró ocultar durante años la existencia de su segunda familia.

Esa historia es emblemática del funcionamiento de los medios de comunicación. Mientras sea la extrema derecha y su prensa, como Minute, la que evoca estas cuestiones, no se tolera en ninguna otra redacción.

Una vez más, este sistema funcionó cuando Marine Le Pen denunció el comportamiento de Frédéric Mitterrand en sus viajes por Tailandia.

En lugar de mirar los hechos, la mayoría de los comentaristas se rebelaron contra los ataques de la extrema derecha y exigieron tanto a los políticos como a los medios no seguir esa línea.

En lo que respecta a François Mitterrand, los periodistas se han refugiado en la excusa de la privacidad y se han negado a informar de la existencia de su hija Mazarinne.

Ocultaban totalmente el hecho de que el Presidente utilizaba alegremente los medios del Estado, por lo tanto, el dinero de los contribuyentes, para mantener a su segunda familia.

Y se llegó a realizar intervenciones del teléfono de periodistas, especialmente Edwy Plenel, entonces en Le Monde, o incluso artistas como Carole Bouquet,
completamente ajena a esta historia...

La única manera de sortear el obstáculo era la novela. Françoise Giroud publicó en 1983 Le bon Plaisir, en la que cuenta la historia de un presidente que opta por ocultar su doble vida a la prensa.

¿Es casual cualquier parecido con personajes reales? ¿Es la editorial, Mazarinne, una clave del enigma? Difícil imaginar que Françoise Giroud, muy introducida en los círculos de poder, ignorase completamente la situación de
Mitterrand.

Su biógrafo, Laure Adler, asegura que esta novela no está basada en la vida del Presidente, sino una historia similar vivida por un líder socialista aún en actividad. Pero su identidad no será revelada, en nombre del respeto a la vida privada.

Cuando no se puede publicar una información, entonces sale al público por boca de los humoristas. Son "Guignols de l'Info" (Los guiñoles) de Nicolas Canteloup; o Laurent Gerra y Stéphane Guillon, quienes hacen públicos tales comportamientos ligeros.

Su inspiración surge del corazón de la redacción, de todo lo que pueden contarles los periodistas. Son tan extravagantes, que todo el mundo adivina que bajo esas exageraciones se abre paso un pedazo de la verdad.

El 28 de marzo, Nicolas Canteloup-DSK explica que "en el FMI", (le) encomendaron una misión de tres puntos: "salvar el mundo, ayudar a los países emergentes y repoblar la tierra fecundando a las mujeres." "Es así, no puedo evadirme, es mi misión". Estallan las carcajadas en los
estudios situados en la calle François I.

En la cadena RTL, Laurent Gerra no se queda atrás. El 26 de abril, el humorista saca a escena al director del FMI en el día de Pascua. "Estoy orgulloso de ser director del FMI, pero soy un hombre como los demás". "El fin de semana de Pascua, me aburro como una ostra, porque el FMI está cerrado y las secretarias también". "Tengo que esperar al martes, la reapertura de las oficinas, hay becarias, intérpretes por todas partes...".
Aquí una vez más, las risas surgen en el estudio de la Calle Bayard.

¿Comediantes en lugar de columnistas?

En febrero de 2009, Stéphane Guillon no dudó en adoptar este papel, cuando oficiaba en France Inter en la mañana. Justo antes de la llegada de DSK, entrevista matutina, a raíz de revelaciones sobre el caso Piroska Nagy, el comediante escribió una nota que marcó la jornda: "en pocos minutos..." Dominique Strauss-Kahn "pe-ne-tra-rá" (silencio) "en este estudio-"

"Por supuesto -prosigue entonces-, hemos adoptado medidas excepcionales de seguridad en el seno de la redacción". Lo sentimos, 'seno' es una palabra que no podemos pronunciar hoy para no despertar a la bestia. Cinco niveles de alerta están previstos en esta mañana...

El último la evacuación pura y simple del personal femenino de Inter a otras plantas..."

DSK está en camino a la estación cuando escucha la crónica. Su primer impulso fue dar la vuelta y cancelar su participación. Por último, el Director General del FMI acude a la emisora y comienza con esta declaración:

"He valorado poco los comentarios de su humorista. Los responsables políticos como yo mismo, tenemos el derecho, incluso el deber, sin duda, de ser blanco de las críticas de los humoristas." "Pero el humor, no es divertido cuando está basado en la malicia"

Irritarse por un reproche, es reconocer que lo ha merecido -el reproche-,"  escribió Tácito en Los anales. ¿Esta es la causa de la reacción virulenta de DSK?

En cualquier caso, no se contente con aquella observación, y decidie no volver a responder a las invitaciones de la estación pública. Incluso cuando los periodistas le propusieron una entrevista para los días en que Stéphane Guillon no acudía a la emisora. Rechazo absoluto. No volverá a esa radio mientras siga Guillon en nómina.

La estrategia de boicot es una presión relativamente habitual para obligar a los medios de comunicación a eludir temas enojosos.

Cuando el Express publicó la Carta de Piroska Nagy, su director, Christophe Barbier, tuvo que enfrentarse a la ira del gabinete de comunicación de DSK.
Presiones sobre los accionistas, presiones a través de la publicidad... los políticos utilizan todas las armas  para obligar a los medios de comunicación a evitar ciertos temas.

El contacto directo también es eficaz. Antes de acceder al Elíseo, cuando Nicolas Sarkozy encontraba a un periodista recién llegado, no olvidaba decirle en un tono perfectamente cortés, que conocía muy bien al director de su publicación o a los accionistas.

No era el único en utilizar este artificio para  impresionar a los periodistas. Durante su última visita a París, para preparar su próxima candidatura al Elíseo, DSK almorzó con los editores de tres periódicos: Libération, Le Nouvel Observateur y Marianne. Su objetivo era claro, así lo contó Denis Jeambar de Marianne la semana pasada: DSK "dijo que Marianne no tenía otra opción sino apoyarlo en esta batalla." En este momento no se muestra poco preocupado por la independencia de los periódicos: no amenaza, pero presiona.

Está claro que lo dice a propósito, que no improvisa. (...) Si la información resulta chocante, tiene el mérito de ser clara y mostrar la idea que alberga Dominique Strauss-Kahn, sobre la prensa: solicita informaciones favorables, "un periodismo militante."

En última instancia, DSK pide a estos periódicos que no entren en las polémicas que lanzaría la derecha durante la campaña presidencial, incluso si estaban fundadas en hechos ciertos, en nombre de su propósito compartido de deshacerse de Nicolas Sarkozy.

Y, para ganárselos para su estrategia, DSK revela, según se ha sabido después, que "efectivamente en su pasado hay algunas demasías" con las mujeres. Pero que en el fondo, ese no era el tema.

Como lo confirma un ejecutivo de Euro RSCG "Los estudios demoscópicos indicaban que los franceses lo sabían. Que no era mercancía averiada, puesto que nunca se ha intentado exhibir a DSK como un espejo de virtudes".

Los amigos de DSK dibujaban su retrato como un seductor compulsivo, pero nunca violento. Uno de ellos aseguraba incluso que últimamente se había calmado, después del asunto Piroska Nagy. "El asunto central, para un experto en comunicación, es saber por qué nadie le ha aconsejado dominar estas pulsiones antes de que alcancen tales proporciones." (Piroska Nagy fue una subordina de DSK que pedió destino y empleo al revelarse su relación especial con el director del FMI.)

"Se ha pasado la página" aseguraba DSK. Entoces, si él mismo cierra la puerta a esa ayuda, ¿cómo es posible entrar en ese capítulo sin ponerle nervioso?

Fue André Rousselet, quien afirmó que conocía el 30% de la vida de François Mitterrand. El antiguo presidente le replicó: "¿30%? Es mucho" Para un amigo de la pareja, Anne Sinclair no sabía "de lo que hacía DSK más del 40% ".

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