9.11.12

Me voy, y un día volveré


Me voy, y un día volveré

Muchas son las razones que llevan a Esperanza Aguirre a la presidencia del Gobierno. La primera, la voluntad de la interesada. Enumeraré unas cuantas de esas razones. 

A través de estos fundamentos, descubriremos la voluntad de poder, la sed de mando (legítima) o la lucha por sobrevivir, muy legítima. La traición entre los propios. El apoyo de los socialistas, sí, aunque suene paradójico. La envidia. La visión de futuro. Acaso, también, la voluntad de servicio.

El presidente del Gobierno Mariano Rajoy ha estado en una ocasión en peligro de perder la vida. Fue en un accidente de helicóptero -casualmente acompañado de Esperanza Aguirre. ¿Qué pasa si el presidente electo pierde la vida? ¿Hay sustituto?

España se encuentra en este momento en uno de los periodos más azarosos de su larga historia. La economía sigue hundiéndose, y no hay señales de solución. El paro, la pobreza y la miseria se instalan en pueblos y ciudades. 

No hay perspectivas, ni para jóvenes ni para adultos, ni para mayores. La economía muestra su cara más amarga, y todo puede suceder. Emigración para los jóvenes; riesgo de no volver a trabajar para los mayores de 55 años. Años de desempleo o subempleo para el resto.

A la terrible situación económica se une el desafío nacionalista catalán. Artur Mas, su partido y su aliado, CiU, han hecho una apuesta rotunda por la independencia.

En política, la situación del partido socialista es lamentable. Se encuentra en los peores registros de su historia, en cuanto a apoyo popular, y aún sigue cayendo: no solo no ven luz al final del túnel, sino que corren el riesgo de desmembrarse. 

O peor aún, de perder toda posibilidad de gobierno si los socialistas catalanes del PSC dejan de aportar dos docenas de diputados a Madrid, y pasan a ocupar el puesto tercero o cuarto, entre los preferidos de los votantes.

Los atentados de 2004 supusieron un vuelco en todas las estadísticas. Un magnicidio a día de hoy en la persona del presidente del Gobierno dejaría a los españoles huérfanos de figuras con apoyo suficiente para enfrentarse al desafío económico y político.

Rubalcaba como heredero de Zapatero, el odiado, recibiría la ira del pueblo, no el respeto. No serviría como sustituto. A parte de que el partido está hundiéndose. 

En el PP un sucesor a Rajoy, ahora, es menos claro que en época de Aznar, por ejemplo, cuando Rodrigo Rato, o Álvarez Cascos, por citar solo a dos, estaban en posición de liderazgo en la sociedad española, de norte a sur, y de este a oeste.

En política todas las variables pasan por el tamiz del análisis. También el hipotético caso de la pérdida de un presidente de Gobierno (Aznar sufrió un atentado cuando era candidato.) La hipótesis de un descabezamiento del Gobierno no puede permanecer ajena, y menos cuando ninguna figura en el Partido Popular hace sombra hoy al líder.

¿Ninguna? Quizá solo Esperanza Aguirre suscite en el Partido Popular consenso suficiente para tomar las riendas del mismo. No sólo en el partido, también tiene la preferencia de los medios de comunicación que apoyan a la derecha: El Mundo, Abc, La Razón, Intereconomía, Libertad Digital... por citar solo a los de Madrid. 

¿Es legítimo presentarse en esta situación? ¿Es obligación moral asumir la responsabilidad de optar al puesto? 

Esta es una de las razones, responsabilidad, para arrostrar la terrible situación actual sin especulaciones. Carme Chacón prefiere que Rubalcaba soporte el castigo, para ofrecerse tras el sacrificio de aquél como solución. Esta astucia política puede no ser comprendida por los votantes, además, Chacón es considerada como heredera de Zapatero, el odiado.

Esperanza Aguirre opta por dimitir como presidenta (evita deslealtades sobrevenidas, verdaderas o inventadas) y pasa a un segundo plano en su actividad política. Desde bambalinas ¿es legítimo maniobrar? ¿Es oportuno? ¿Es una forma neutra? ¿Es positivo o negativo?

Un día volveré.

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