7.11.12

No lo vea todo negro


"No lo vea todo negro."
Esta crisis económica y política que vivimos en España tiene un reflejo anterior, en la época de la transición, a finales de los años setenta. Crisis económica y crisis política, mezcladas. Hubo entonces una campaña de publicidad: No lo vea todo negro. Abismo en economía y política, hoy, como en los setenta.

Entonces, la crisis del petróleo había zarandeado de tal manera la estructura económica de occidente, que todos los bolsillos perdían poder adquisitivo; sufrían en especial  los hogares que dependían de una nómina. 

Empleados y pequeños empresarios sufrieron en España una crisis descarnada, que les llevaba a ver todo negro en el día a día. Vivíamos en un país sin recursos naturales; nadie creía en los políticos del viejo régimen. Tampoco en los empresarios. Crisis social, económica, y política.

Primero fueron grandes carteles "No lo vea todo negro" en letras blancas sobre fondo negro, repartidos por todas las áreas urbanas más atractivas para la publicidad, en cada ciudad.

En aquellos días la gente se preguntaba intrigada qué había detrás de esa campaña que ocupaba los mejores carteles de las urbes. Luego, por sorpresa, un día, empezó la campaña en televisión, con la misma cantinela: no lo vea todo negro.

Crisis económica, crisis política

Hoy la crisis económica ataca con ensañamiento al obrero y al empresario; y desahucia sin piedad a los más débiles de la cadena. Empresas cerradas. Familias en la calle, literalmente.

Crisis política hoy. El desafío abiertamente independentista de Cataluña tiene su parangón en aquellos años al final de los setenta. Esta crisis política hoy no se vive igual en Madrid, Badajoz o Barcelona. Un parado en Madrid o en Cádiz "lo ve negro" pero no sufre la incertidumbre de un parado catalán ¿Qué pasará después del 25N? se pregunta Pep García en Badalona ¿Qué me sucederá en seis meses? se pregunta Pepe García en Badajoz. Cada uno sufre la pregunta de manera muy diferente.

Con la transición se desmontó el gobierno heredado de la dictadura, y sus piezas empezaron a ser reemplazadas por caras nuevas. Empresas, organismos, medios de comunicación, todos presentaban caras nuevas, jóvenes, todos recién llegados, y muchos sin ninguna preparación o experiencia. Sobre sus espaldas quedaba la responsabilidad de dirigir soluciones para la crisis económica, y de encontrar salida a la crisis política.

No lo vea todo negro era el eslogan publicitario de la televisión en color: Warner Color era el nombre de la marca. 

Entonces, la memoria visual de España era en blanco y negro: en dos colores fue la llegada del hombre a la luna; blanco y negro fueron las noticias del franquismo. Blanco y negro en el deporte, el espectáculo. "No lo vea todo negro" como eslogan fue reemplazado en pocos días por la campaña en sí, en color, lo cual fue como un rayo de esperanza que se abre paso en un cielo lóbrego y anuncia que siempre que llueve, escampa.

Así sucedió: mes a mes, la economía se recuperó; la estructura política fue reemplazándose; las empresas viejas hallaron fórmulas nuevas y caras nuevas: el país arrancaba, y entraba en vías de estabilización, económica y política. Y llegó el fútbol, el deporte y el espectáculo en color a la televisión. Los políticos, las empresas, el paisaje aparecía en color a los ojos de todo el mundo, y el horizonte aparecía despejado: terminaba la tormenta.

La crisis económica actual. La cifra de desahucios en España es abrumadora. El número de familias que necesitan comida, aumenta sin cesar. El número de familias con todos sus miembros en paro, o que viven de la pensión de los abuelos, es cada día mayor, y ya son millones. El horizonte de una solución, aparece cada vez más lejano. 

"No lo vea todo negro"

En este noviembre de 2012 este eslogan de aquella época encuentra réplica también en la televisión, no tanto en el aparato en sí; sino en el contenido.

5 años más de sacrificios, exige Angela Merkel. Rajoy ha señalado que lo más duro está por llegar, y luego vendrá, quizá para después de 2013 la primera mejora económica, quizá, aunque leve. ¿Que no lo veamos negro-negrísimo?

Parados o empleados; autónomos o empresarios, todos ven el futuro muy negro. Algunas de las víctimas de la crisis, como los desahuciados, comienzan a hacerse visibles de manera dramática: reportajes, fotografías, entrevistas que abren en canal una sociedad que se derrumba y aplasta a los más débiles. Y no ofrece futuro a los jóvenes.

Las medidas políticas no parecen funcionar. En las últimas horas, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy ha convocado al líder de la oposición, con el fin de poner remedio a un asunto sangrante: los desahucios por impago de hipoteca. Los políticos quieren elaborar el mensaje: "No lo vea todo negro" dirigido a la sociedad, a todos y cada uno de sus votantes. Los políticos quieren parar el lóbrego horizonte que se cierne sobre miles de familias -con suicidios incluidos-. ¿Cuántos 'suicidios' por parte de desahuciados aguantaría el sistema político?

Y los políticos del PP y del PSOE plantearán una nueva ley, y la aprobarán, para que los desahuciados desaparezcan de nuestros días, y así no lo veamos todo negro. 

¿Habrá empleos? ¿Habrá nuevas empresas? ¿Habrá esperanza? Se preguntan millones de parados. Los que dependen del abuelo; los que dependen de Cáritas y otras instituciones privadas de ayuda a los que no tienen nada; los que saben que pronto perderán su empleo. ¿Hay salida?

 ¿A quién le importa eso? Parece la respuesta de nuestros políticos hoy. Para ellos, lo importante es quitar las malas imágenes de la televisión y reemplazar la negra luz del túnel por soluciones temporales, parches, y engaños: el desahuciado no irá bajo un puente, cierto. Pero el banco que arruinó al obrero con una hipoteca criminal seguirá cobrando -probablemente del estado- esa hipoteca criminal.

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